Con la fuerza del viento

Fuente: Wikipedia
Cada año el mundo necesita más de 16 mil millones de mega watts hora (16.830.000.000 MWh/año) para funcionar al ritmo que lo hace ahora. El principal consumidor de esta inmensa cantidad de energía es Estados Unidos de América, le sigue China y luego Rusia. En Iberoamérica, los países más consumidores son Brasil, España y México.
Estas cifras son un tanto lógicas dado que tienen estrecha relación con el número de habitantes de estos países pero las cifras de potencia per cápita de energía nos comienzan a llevar al terreno de un análisis más minucioso de la realidad energética del mundo. No hay habitante que necesite mayor potencia energética que el Islandés, lo sigue el Noruego y un poco más atrás está el Finlandés. Esto comienza a cambiar la forma en la que vemos a estos países que nos han puesto de ejemplo de sustentabilidad desde hace varios años.

Pero no podemos juzgarlos tan sólo por lo que consumen hay que ver cómo generan la electricidad que necesitan para mover sus ciudades, sus campos agrícolas, su industria y sobretodo, en esas latitudes, para calentarse en los crudos y largos inviernos. 

Fuente: Claneco
Comencemos por Islandia, este conjunto de islas con poco más de 300 mil habitantes consume 3.152 W/persona, el 80% de esta energía proviene de fuentes renovables, principalmente de origen geotérmico e hidroeléctiro. Son formas de obtener energía sin recurrir al petróleo pero no necesariamente son las formas más deseables. Es bien sabido el impacto ambiental que puede ocasionar construir una presa sobre un río y más grave resulta aún la contaminación atmosférica producto de la actividad de una central geotérmica. Así que, Islandia no es ejemplo a seguir ni en consumo ni en generación.
Fuente: Energías Renovadas
Cada Noruego necesita una potencia de 2.812 W para vivir; su gobierno asegura que estos vatios lleguen a ellos usando mayoritariamente centrales hidroeléctricas. El país tiene 330 presas construidas; muchas de ellas han afectado la ruta migratoria del salmón que es uno de los principales recursos del país. Si bien los Noruegos han hecho un gran esfuerzo para proteger esta especie, la realidad es que un 23% no se ha escapado al coletazo del impacto ambiental y se encuentra en grave peligro.
Fuente: Ecointeligencia
Por último está Finlandia, con una potencia per cápita de 1.918 vatios y una generación dependiente de combustibles fósiles en un 50%. La matriz energética finlandesa está llena de contradicciones, por un lado el país sigue invirtiendo energía nuclear y por otro trabaja arduamente en buscar fuentes de energía limpia como la geotérmica natural o bien la eólica; la viabilidad de esta última depende de que la tecnología de os gigantes molinos logre vencer a las temperaturas de congelamiento.
La energía eólica junto con la solar son las dos formas más limpias de atender la demanda. El líder en potencia eólica instalada es China; después aparece Estados Unidos de América y en tercer lugar está Alemania. En cuarto lugar y encabezando la lista de países iberoamericanos está España (21% de sus necesidades energéticas se cubren gracias a estos modernos molinos) el cual está seguido por Brasil.
Hoy Uruguay comienza a asomar la cabeza en esta lista de generadores de energía eólica ocupando el lugar 50 pero gracias a la Política Energética 2005 – 2030 el país en breve se colocará por ahí del sitio 23. Para 2017 si todo sale como está proyectado, Uruguay será el país del mundo con mayor porcentaje de energía eólica en su oferta energética y al final del plan el 80% de la matriz energética estará integrado por fuentes de energía renovables y limpias. 
El proyecto fue ambicioso pero los estímulos fueron atractivos y los beneficios fiscales para los inversores de parques eólicos no podían pasar desapercibidos. Hace muy poco Ramón Méndez, Director Nacional de Energía, dijo en una entrevista a un diario: «En alguna madrugada ventosa de verano, cerca del 100% de lo que se consuma puede ser cubierto por eólica».
Cuando siento esos vientos impresionantes soplar en la rambla de Montevideo me siento contenta de que un grupo de tomadores de decisiones tuviera la visión, creara la estrategia e implementara un plan tan maravilloso que permita mover el país con la fuerza del viento.
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Con la fuerza del viento

Fuente: Wikipedia
Cada año el mundo necesita más de 16 mil millones de mega watts hora (16.830.000.000 MWh/año) para funcionar al ritmo que lo hace ahora. El principal consumidor de esta inmensa cantidad de energía es Estados Unidos de América, le sigue China y luego Rusia. En Iberoamérica, los países más consumidores son Brasil, España y México.
Estas cifras son un tanto lógicas dado que tienen estrecha relación con el número de habitantes de estos países pero las cifras de potencia per cápita de energía nos comienzan a llevar al terreno de un análisis más minucioso de la realidad energética del mundo. No hay habitante que necesite mayor potencia energética que el Islandés, lo sigue el Noruego y un poco más atrás está el Finlandés. Esto comienza a cambiar la forma en la que vemos a estos países que nos han puesto de ejemplo de sustentabilidad desde hace varios años.

Pero no podemos juzgarlos tan sólo por lo que consumen hay que ver cómo generan la electricidad que necesitan para mover sus ciudades, sus campos agrícolas, su industria y sobretodo, en esas latitudes, para calentarse en los crudos y largos inviernos. 

Fuente: Claneco
Comencemos por Islandia, este conjunto de islas con poco más de 300 mil habitantes consume 3.152 W/persona, el 80% de esta energía proviene de fuentes renovables, principalmente de origen geotérmico e hidroeléctiro. Son formas de obtener energía sin recurrir al petróleo pero no necesariamente son las formas más deseables. Es bien sabido el impacto ambiental que puede ocasionar construir una presa sobre un río y más grave resulta aún la contaminación atmosférica producto de la actividad de una central geotérmica. Así que, Islandia no es ejemplo a seguir ni en consumo ni en generación.
Fuente: Energías Renovadas
Cada Noruego necesita una potencia de 2.812 W para vivir; su gobierno asegura que estos vatios lleguen a ellos usando mayoritariamente centrales hidroeléctricas. El país tiene 330 presas construidas; muchas de ellas han afectado la ruta migratoria del salmón que es uno de los principales recursos del país. Si bien los Noruegos han hecho un gran esfuerzo para proteger esta especie, la realidad es que un 23% no se ha escapado al coletazo del impacto ambiental y se encuentra en grave peligro.
Fuente: Ecointeligencia
Por último está Finlandia, con una potencia per cápita de 1.918 vatios y una generación dependiente de combustibles fósiles en un 50%. La matriz energética finlandesa está llena de contradicciones, por un lado el país sigue invirtiendo energía nuclear y por otro trabaja arduamente en buscar fuentes de energía limpia como la geotérmica natural o bien la eólica; la viabilidad de esta última depende de que la tecnología de os gigantes molinos logre vencer a las temperaturas de congelamiento.
La energía eólica junto con la solar son las dos formas más limpias de atender la demanda. El líder en potencia eólica instalada es China; después aparece Estados Unidos de América y en tercer lugar está Alemania. En cuarto lugar y encabezando la lista de países iberoamericanos está España (21% de sus necesidades energéticas se cubren gracias a estos modernos molinos) el cual está seguido por Brasil.
Hoy Uruguay comienza a asomar la cabeza en esta lista de generadores de energía eólica ocupando el lugar 50 pero gracias a la Política Energética 2005 – 2030 el país en breve se colocará por ahí del sitio 23. Para 2017 si todo sale como está proyectado, Uruguay será el país del mundo con mayor porcentaje de energía eólica en su oferta energética y al final del plan el 80% de la matriz energética estará integrado por fuentes de energía renovables y limpias. 
El proyecto fue ambicioso pero los estímulos fueron atractivos y los beneficios fiscales para los inversores de parques eólicos no podían pasar desapercibidos. Hace muy poco Ramón Méndez, Director Nacional de Energía, dijo en una entrevista a un diario: «En alguna madrugada ventosa de verano, cerca del 100% de lo que se consuma puede ser cubierto por eólica».
Cuando siento esos vientos impresionantes soplar en la rambla de Montevideo me siento contenta de que un grupo de tomadores de decisiones tuviera la visión, creara la estrategia e implementara un plan tan maravilloso que permita mover el país con la fuerza del viento.
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Ciudades que se encogen

Fuente: Ping Mag
En la reciente publicación de la ONU a través de su programa Habitat titulada «El estado de las ciudades del mundo 2012/2013» se incluye una lista de las ciudades de más rápido crecimiento; esas que ayer eran pueblos y en breve serán gigantes monstruos urbanos. Como era de esperarse dentro de la lista de las 30 ciudades que más población atraen año con año 22 se localizan en China.
Hay ciudades como Puning que tiene un pronóstico de crecimiento para el periodo 1990 – 2025 de 1551% o Shenzhen que en tan solo 35 años pasará de poco menos de un millón de habitantes a once millones.
Pero no todo es crecimiento; hay otro lado del mundo donde ni las ciudades ni las personas se reproducen como el monstruo asiático y ahí encontramos a las urbes que hoy integran la lista de las ciudades que más rápidamente se encogen.

Si analizamos las 30 ciudades que decrecen año con año encontraremos que prácticamente todas ellas son occidentales y en su mayoría europeas aunque cabe mencionar que por ahí en esa lista aparece Seúl que será motivo de un análisis independiente y posterior en este mismo blog. Hoy los países con más ciudades dentro de la lista son Italia, Rusia y Ucrania.

Ucrania, del que en Latinoamérica poco sabemos, encabeza la lista y aparece además en los lugares tres y cuatro; en segundo lugar se encuentra Budapest, Hungría. Dnipropetrovsk la tercer urbe más grande de Ucrania es la que más rápidamente se encoge hoy en el mundo.
Dnipropetrovsk por Wiki Travel
Dnipropetrovsk tenía 1.162.000 habitantes en 1990, hoy tiene un millón y en 2025 se espera que tenga 967.000 (o menos si entra al juego de la Comunidad Europea). Donetsk y Zaporizh Zhya son la tercera y cuarta ciudades que más rápido decrecen en el mundo a tasas de alrededor del -14% anual, ambas en Ucrania. 
Ucrania es el segundo país más grande de Europa (después de Rusia), en 1990 cuando inició como un país independiente de la URSS tenía 51 millones de habitantes, hoy está habitado por 46 millones de personas y enfrenta una grave crisis demográfica, tiene la tasa de decrecimiento poblacional más rápida del mundo.
Por cada 11 habitantes que nacen en el país, mueren 16; políticos radicales han pensado incluso en prohibir el aborto y penalizar parejas sin hijos pero el problema va más allá de favorecer los nacimientos. Increíblemente, los Ucranianos mueren jóvenes y por causas prevenibles como el tabaquismo y alcoholismo.
El sistema de salud Ucraniano es insuficiente, anticuado y reactivo; no existe la medicina preventiva y hoy 50% de la población adulta sufre de alguna enfermedad crónica, 36% son fumadores y 20% de la población bebe más de cinco copas al día al menos una vez al mes.
Dnipropetrovsk es el principal centro aeronáutico del país, además es un reconocido polo industrial destacando la producción metalúrgica, de maquinaria y de armamamento. No hay un problema de desempleo en la ciudad; de hecho, no lo hay en Ucrania gracias a recientes políticas sociales; hoy el país aventaja a 19 estados de la Unión Europea en empleo juvenil siendo superado sólo por Suecia y Estonia. Sin embargo, los Ucranianos no viven del todo bien; la vida es barata pero el sistema de salud deficiente y los salarios bajos; el país arrastra aún la herencia de haber sido una región de aldeas agrícolas y de pueblos de obreros en la época de la gran Unión Soviética. No olvidemos también que arrastra el dolor de Chernóbil y la devastación que este accidente significó así como el surgimiento de su primera ciudad fantasma: Pripyat.
En el artículo «¿Por qué los ucranianos se marchan al extranjero?» publicado en Global Voices afirman que el 14% de la población se va del país: «Durante años, cientos de miles de ucranianos han sido una fuente de mano de obra barata en el extranjero, alimentando a sus familias en casa — y, hasta cierto punto, alimentando la economía de Ucrania — con sus transferencias de dinero. Los trabajadores emigrantes, conocidos como ‘zarobitchany’ en ucraniano, constituyen la mayor parte de la comunidad de expatriados de Ucrania».
La actual inestabilidad económica, política y social; la disyuntiva en la que se encuentra hoy el país; su caduco sistema de salud y sus hábitos poco saludables pueden llevar a que en 100 años ciudades como las mencionadas sean sólo un recuerdo. 
¿Qué será entonces de sus edificios, calles, espacios? No queremos que las ciudades crezcan como lo hacen en China, las urbes inmensas son indeseables pero tampoco es deseable tener ciudades fantasma. Ciudades que cada día sufren más para mantenerse con la baja recaudación que tienen; ciudades con una población deprimida más propensa a delinquir; ciudades con el tejido social agujereado, ciudades en las que a nadie le apetece vivir, ciudades olvidadas, aburridas, desoladas, insostenibles.
Los seres humanos nos hemos vuelto expertos en construir y destruir masivamente pero honestamente parece que no tenemos idea de cómo desbaratar a paso lento.
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Ciudades que se encogen

Fuente: Ping Mag
En la reciente publicación de la ONU a través de su programa Habitat titulada «El estado de las ciudades del mundo 2012/2013» se incluye una lista de las ciudades de más rápido crecimiento; esas que ayer eran pueblos y en breve serán gigantes monstruos urbanos. Como era de esperarse dentro de la lista de las 30 ciudades que más población atraen año con año 22 se localizan en China.
Hay ciudades como Puning que tiene un pronóstico de crecimiento para el periodo 1990 – 2025 de 1551% o Shenzhen que en tan solo 35 años pasará de poco menos de un millón de habitantes a once millones.
Pero no todo es crecimiento; hay otro lado del mundo donde ni las ciudades ni las personas se reproducen como el monstruo asiático y ahí encontramos a las urbes que hoy integran la lista de las ciudades que más rápidamente se encogen.

Si analizamos las 30 ciudades que decrecen año con año encontraremos que prácticamente todas ellas son occidentales y en su mayoría europeas aunque cabe mencionar que por ahí en esa lista aparece Seúl que será motivo de un análisis independiente y posterior en este mismo blog. Hoy los países con más ciudades dentro de la lista son Italia, Rusia y Ucrania.

Ucrania, del que en Latinoamérica poco sabemos, encabeza la lista y aparece además en los lugares tres y cuatro; en segundo lugar se encuentra Budapest, Hungría. Dnipropetrovsk la tercer urbe más grande de Ucrania es la que más rápidamente se encoge hoy en el mundo.
Dnipropetrovsk por Wiki Travel
Dnipropetrovsk tenía 1.162.000 habitantes en 1990, hoy tiene un millón y en 2025 se espera que tenga 967.000 (o menos si entra al juego de la Comunidad Europea). Donetsk y Zaporizh Zhya son la tercera y cuarta ciudades que más rápido decrecen en el mundo a tasas de alrededor del -14% anual, ambas en Ucrania. 
Ucrania es el segundo país más grande de Europa (después de Rusia), en 1990 cuando inició como un país independiente de la URSS tenía 51 millones de habitantes, hoy está habitado por 46 millones de personas y enfrenta una grave crisis demográfica, tiene la tasa de decrecimiento poblacional más rápida del mundo.
Por cada 11 habitantes que nacen en el país, mueren 16; políticos radicales han pensado incluso en prohibir el aborto y penalizar parejas sin hijos pero el problema va más allá de favorecer los nacimientos. Increíblemente, los Ucranianos mueren jóvenes y por causas prevenibles como el tabaquismo y alcoholismo.
El sistema de salud Ucraniano es insuficiente, anticuado y reactivo; no existe la medicina preventiva y hoy 50% de la población adulta sufre de alguna enfermedad crónica, 36% son fumadores y 20% de la población bebe más de cinco copas al día al menos una vez al mes.
Dnipropetrovsk es el principal centro aeronáutico del país, además es un reconocido polo industrial destacando la producción metalúrgica, de maquinaria y de armamamento. No hay un problema de desempleo en la ciudad; de hecho, no lo hay en Ucrania gracias a recientes políticas sociales; hoy el país aventaja a 19 estados de la Unión Europea en empleo juvenil siendo superado sólo por Suecia y Estonia. Sin embargo, los Ucranianos no viven del todo bien; la vida es barata pero el sistema de salud deficiente y los salarios bajos; el país arrastra aún la herencia de haber sido una región de aldeas agrícolas y de pueblos de obreros en la época de la gran Unión Soviética. No olvidemos también que arrastra el dolor de Chernóbil y la devastación que este accidente significó así como el surgimiento de su primera ciudad fantasma: Pripyat.
En el artículo «¿Por qué los ucranianos se marchan al extranjero?» publicado en Global Voices afirman que el 14% de la población se va del país: «Durante años, cientos de miles de ucranianos han sido una fuente de mano de obra barata en el extranjero, alimentando a sus familias en casa — y, hasta cierto punto, alimentando la economía de Ucrania — con sus transferencias de dinero. Los trabajadores emigrantes, conocidos como ‘zarobitchany’ en ucraniano, constituyen la mayor parte de la comunidad de expatriados de Ucrania».
La actual inestabilidad económica, política y social; la disyuntiva en la que se encuentra hoy el país; su caduco sistema de salud y sus hábitos poco saludables pueden llevar a que en 100 años ciudades como las mencionadas sean sólo un recuerdo. 
¿Qué será entonces de sus edificios, calles, espacios? No queremos que las ciudades crezcan como lo hacen en China, las urbes inmensas son indeseables pero tampoco es deseable tener ciudades fantasma. Ciudades que cada día sufren más para mantenerse con la baja recaudación que tienen; ciudades con una población deprimida más propensa a delinquir; ciudades con el tejido social agujereado, ciudades en las que a nadie le apetece vivir, ciudades olvidadas, aburridas, desoladas, insostenibles.
Los seres humanos nos hemos vuelto expertos en construir y destruir masivamente pero honestamente parece que no tenemos idea de cómo desbaratar a paso lento.
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Ciudad de goma

Foto: aristeguinoticas.com
Hace un par de años gobiernos de diversas ciudades comenzaron a alertar que los chicles tirados en las calles de la ciudad eran un problema de salud pública; se habló de 50 mil bacterias habitando en una simple bolita de chicle pisada por cientos de transeúntes; se habló de que podían ser fuente de posible contagio de muchas enfermedades.
También desde hace varios años muchas ciudades comenzaron a quejarse del gasto excesivo que representaba para sus sistemas de limpia remover tanto chicle tirado y pisoteado. La Ciudad de México dijo que remover un sólo chicle de la calle le cuesta alrededor de 20 centavos de dólar, Quito dijo que cada año gasta 122 mil dólares en limpiar goma de mascar de las calles de la ciudad, las patrullas ‘quita chicles’ de Murcia gastan 16 mil dólares al mes para hacer su trabajo y Santiago de Chile no se quedó atrás afirmando que al mes tenía que desembolsar más de 4 mil dólares para remover la pegajosa golosina de sus aceras.
Además del dinero la inversión en mano de obra medida en tiempo es muy alta; en Londres tardaron 17 semanas en remover los 300 mil chicles pegados en Oxford Street; diez días después la calle estaba como antes.
¿Qué tan nocivos son los chicles en el piso?, ¿qué se puede hacer para abaratar los costos de limpieza?, ¿qué han hecho muchas ciudades del mundo?

Antes de entrar en el tema de las bacterias, virus, hongos y demás seres nocivos  hay que dejar claro que independientemente de la salud tirar un chicle en la calle es sucio y descortés. Sucio porque al final del día se trata de basura la cual tiene un lugar a donde ir diferente del piso y descortés porque sin duda en más de una ocasión nuestro andar ha sido víctima de un chicle aún pegajoso y sabemos lo molesto que es.
Desde la perspectiva de la salud pública, un chicle masticado es efectivamente un foco de infección. En la Universidad Internacional de Tsukuba el profesor Kaoro Kumada realizó una investigación al respecto y encontró que la goma de mascar en la calle tiene hasta 10 millones de bacterias que prosperan por gramo.
Para el medio ambiente las noticias tampoco son buenas; los chicles no son solubles en agua, no son biodegradables y encima de todo si se tiran a la basura revueltos con otras cosas reciclables pueden complicar su revalorización.
Foto: «Bubblegum Alley», por sanluisobispocounty.com
En algunas ciudades del mundo la gente ha decidido comenzar a pegar chicles en muros, postes y árboles en vez de en el piso, si bien esto resuelve el problema de llevártelos puestos en el zapato no resuelve el tema de la propagación de bichos. Hay calles tan famosas como Bubblegum Alley en San Luis Obispo, California donde desde 1950 se pegan chicles en los muros de este singular callejón. Diversos grupos formados por vecinos y comerciantes de la zona han peleado contra esta pegajosa costumbre pero nunca han logrado nada.
Hay lugares emblemático donde la historia ha sido decorada con chicles multicolores como los restos del muro de Berlín o el muro de la casa de Julieta Capuleto en Verona; personalmente me parece una lástima.
Foto:’ Restos del muro de Berlin’, por Tyrexito
En su desesperación las ciudades han hecho de todo, en Morelia, México por ejemplo, se instalaron mariposas de metal para pegar los chicles masticados, en ciudades de Inglaterra se invirtió en depósitos especiales para chicles, en Toronto se colectan en contenedores muy al estilo Willy Wonka para después reciclarlos y fabricar más chicles, en otras latitudes se han hecho grandes campañas para que la gente envuelva el chicle en un papel y lo deposite en el contenedor de basura y en Singapur, mejor prohibieron la venta de goma de mascar.
Foto: ‘Contenedor para chicles en Toronto’, por Blaine 

La Universidad de Manchester y la Compañía Green Biologics trabajan en el desarrollo de una enzima que haga degradable el chicle e incluso para lograr que cuando se acabe su sabor se disuelva poco a poco en la boca.

Lo que es cierto es que una vez más estamos frente a un problema de educación que va desde el altísimo consumo de chicles, las a veces desagradables formas de masticarlo y por supuesto las nocivas formas de deshacerse de él. 
Ciudades hermosas, históricas, patrimonio de la humanidad, modernas, chicas o grandes cada vez coinciden más en algo: son todas ciudades de goma de mascar. 
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Ciudad de goma

Foto: aristeguinoticas.com
Hace un par de años gobiernos de diversas ciudades comenzaron a alertar que los chicles tirados en las calles de la ciudad eran un problema de salud pública; se habló de 50 mil bacterias habitando en una simple bolita de chicle pisada por cientos de transeúntes; se habló de que podían ser fuente de posible contagio de muchas enfermedades.
También desde hace varios años muchas ciudades comenzaron a quejarse del gasto excesivo que representaba para sus sistemas de limpia remover tanto chicle tirado y pisoteado. La Ciudad de México dijo que remover un sólo chicle de la calle le cuesta alrededor de 20 centavos de dólar, Quito dijo que cada año gasta 122 mil dólares en limpiar goma de mascar de las calles de la ciudad, las patrullas ‘quita chicles’ de Murcia gastan 16 mil dólares al mes para hacer su trabajo y Santiago de Chile no se quedó atrás afirmando que al mes tenía que desembolsar más de 4 mil dólares para remover la pegajosa golosina de sus aceras.
Además del dinero la inversión en mano de obra medida en tiempo es muy alta; en Londres tardaron 17 semanas en remover los 300 mil chicles pegados en Oxford Street; diez días después la calle estaba como antes.
¿Qué tan nocivos son los chicles en el piso?, ¿qué se puede hacer para abaratar los costos de limpieza?, ¿qué han hecho muchas ciudades del mundo?

Antes de entrar en el tema de las bacterias, virus, hongos y demás seres nocivos  hay que dejar claro que independientemente de la salud tirar un chicle en la calle es sucio y descortés. Sucio porque al final del día se trata de basura la cual tiene un lugar a donde ir diferente del piso y descortés porque sin duda en más de una ocasión nuestro andar ha sido víctima de un chicle aún pegajoso y sabemos lo molesto que es.
Desde la perspectiva de la salud pública, un chicle masticado es efectivamente un foco de infección. En la Universidad Internacional de Tsukuba el profesor Kaoro Kumada realizó una investigación al respecto y encontró que la goma de mascar en la calle tiene hasta 10 millones de bacterias que prosperan por gramo.
Para el medio ambiente las noticias tampoco son buenas; los chicles no son solubles en agua, no son biodegradables y encima de todo si se tiran a la basura revueltos con otras cosas reciclables pueden complicar su revalorización.
Foto: «Bubblegum Alley», por sanluisobispocounty.com
En algunas ciudades del mundo la gente ha decidido comenzar a pegar chicles en muros, postes y árboles en vez de en el piso, si bien esto resuelve el problema de llevártelos puestos en el zapato no resuelve el tema de la propagación de bichos. Hay calles tan famosas como Bubblegum Alley en San Luis Obispo, California donde desde 1950 se pegan chicles en los muros de este singular callejón. Diversos grupos formados por vecinos y comerciantes de la zona han peleado contra esta pegajosa costumbre pero nunca han logrado nada.
Hay lugares emblemático donde la historia ha sido decorada con chicles multicolores como los restos del muro de Berlín o el muro de la casa de Julieta Capuleto en Verona; personalmente me parece una lástima.
Foto:’ Restos del muro de Berlin’, por Tyrexito
En su desesperación las ciudades han hecho de todo, en Morelia, México por ejemplo, se instalaron mariposas de metal para pegar los chicles masticados, en ciudades de Inglaterra se invirtió en depósitos especiales para chicles, en Toronto se colectan en contenedores muy al estilo Willy Wonka para después reciclarlos y fabricar más chicles, en otras latitudes se han hecho grandes campañas para que la gente envuelva el chicle en un papel y lo deposite en el contenedor de basura y en Singapur, mejor prohibieron la venta de goma de mascar.
Foto: ‘Contenedor para chicles en Toronto’, por Blaine 

La Universidad de Manchester y la Compañía Green Biologics trabajan en el desarrollo de una enzima que haga degradable el chicle e incluso para lograr que cuando se acabe su sabor se disuelva poco a poco en la boca.

Lo que es cierto es que una vez más estamos frente a un problema de educación que va desde el altísimo consumo de chicles, las a veces desagradables formas de masticarlo y por supuesto las nocivas formas de deshacerse de él. 
Ciudades hermosas, históricas, patrimonio de la humanidad, modernas, chicas o grandes cada vez coinciden más en algo: son todas ciudades de goma de mascar. 
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