Autor: Sofía López Olalde

Cambio ClimáticoEnergía

En búsqueda de la matriz energética perfecta

"#COP21 - Human Energy à la Tour Eiffel à Paris -#climatechange"
Foto: Yann Caradec
Ya no es noticia que la producción y uso de la energía en sus diferentes formas hoy es tanto una necesidad como un problema. La contaminación, el cambio climático y hasta el consumismo están íntimamente relacionados con la energía.

Pensar que la solución está en usar menos energía es una pérdida de tiempo, la población sigue creciendo, las innovaciones tecnológicas y la velocidad de producción de bienes tienen una fuerte dependencia energética. La salida no es esa, así que los países comenzaron hace poco más de una década a preocuparse por la estructura de su matriz energética.

Por definición, la matriz energética es la representación cuantitativa de toda la energía disponible, en un determinado territorio, región, país, o continente. Es decir, es una especie de radiografía que muestra la oferta, la demanda y utilización de la energía incluyendo las fuentes de las que proviene.

Desde hace algunos años el Foro Económico Mundial (World Economic Forum) en conjunto con la firma consultora Accenture desarrolló un índice que permite evaluar la matriz energética de 126 países a través de 18 indicadores. Se trata del Índice de Desempeño de la Matriz Energética conocido como EAPI por sus siglas en inglés (Energy Architecture Performance Index).

Los 18 indicadores se agrupan en tres siguiendo un modelo conocido como "Triángulo de la energía":



  1. Crecimiento económico y desarrollo
  2. Sustentabilidad ambiental
  3. Seguridad y acceso energético
Para cuantificar el primer grupo se usan indicadores tales como la intensidad energética, el precio de la energía en la industria y los precios de combustibles entre otros. La sustentabilidad ambiental se determina cuantificando las emisiones de gases de efecto invernadero y el porcentaje de energía renovable que se utiliza. Por último, la seguridad y acceso energético usa indicadores como el grado de electrificación, la calidad del servicio y la autosuficiencia en la generación.


Este 2016, el informe del EAPI se ha presentado y los resultados en muchos casos son gratas sorpresas. Vale la pena mencionar que pro primera vez el índice fue comparado con la línea base creada en 2009 así que sacar conclusiones respecto a la tendencia mundial ya no es más una tarea osada.

De acuerdo a este reporte el país ganador es Suiza con una calificación de 0.79 en una escala de 0 a 1; le sigue muy de cerca Noruega (0.78) y en tercer lugar Suecia (0,76). Hasta ahora nada es sorpresa, son los países que siempre están en los primeros lugares en estas cuestiones, y si se preguntan por Francia, Dinamarca o Austria quédense tranquilos porque ahí aparecen en 4º, 5º y 6º lugar respectivamente. Nueva Zelanda se cuela en el noveno lugar y después nos alegra encontrar a tres países iberoamericanos: España en séptimo lugar, Colombia en octavo y Uruguay en décimo.

¿Qué es lo que están haciendo bien estos países para lograr aparecer en los diez primeros lugares?

Parque Solara en Sevilla
De afloresm - SOLUCAR PS10, CC BY 2.0
Bueno, comenzamos con España que de 2009 a la fecha escaló cinco lugares en la lista presentando una de las calificaciones más altas en cuanto a seguridad y acceso energético se refiere (0.87). El país ibérico se ha esforzado por variar sus combustibles para disminuir su dependencia de los hidrocarburos y en migrar hacia una economía baja en energía. El país se ha enfrentado a algunos contratiempos en su expansión de las energías renovables con los continuos cambios en las políticas energéticas del gobierno pero de resolver ese tema pronto podría colocarse aun más arriba en la tabla.

Central Hidroeléctrica de Chivor
Foto: Universidad EAFIT
Colombia ha avanzado sistemáticamente en este índice desde hace varios años, si bien tiene mucho por hacer todavía en materia de sustentabilidad ambiental, el país ha hecho considerables esfuerzos para que su sistema energético en verdad sirva como impulso de su crecimiento económico; es decir, hay poco dispnedio, la energia que se consume de cierta forma trae un impacto económico positivo para el país. La noticia de ser el octavo mejor país en cuanto a gestión energética no llego en el mejor momento a Colombia pues hoy se vive una crisis debido de agua que ha llevado a disminuir la producción de energía hidroeléctrica y por tanto a tener apagones.

Energía Eólica en Uruguay
Foto: Sofía López

Por su parte, Uruguay ha disminuido la importación de combustibles en un 6% (como porcentaje del PIB) y ha aumentado mucho el uso de energías alternativas (de un 34 % en 2008 a 47% en 2013) , invirtiendo mucho en energía verde convirtiéndose en el líder Sudamericano en materia de energía limpia. Para 2017, Uruguay tendrá una capacidad eólica instalada de 1400 MW.





Evidentemente no hay país perfecto, ninguno logra 1 punto en la evaluación pero el esfuerzo de estos diez países es de destacar así como el de Paraguay que si bien se sitúa en el lugar 21 recibe una especial mención en el informe por su alto desempeño ambiental; en este país las emisiones de carbono por generación eléctrica son parte del pasado: cero gramos de CO2 por kilowatt-hora. ¡Un logro extraordinario!

México aparece hasta el lugar 49 (por si comienzan a preguntarse qué pasa con EUA les cuento que está en el 48); sin embargo, el informe le dedica un párrafo para reconocer que ha avanzado 11 lugares en el índice principalmente porque se han reducido los subsidios a los combustibles y porque aunque nos parezca imposible el consumo de gasolina ha decrecido un 8% desde 2008.

Vamos por buen camino energético, seguro el informe puede ser cuestionado tanto en su enfoque como en su metodología y en su análisis (en gustos y en métodos se rompen géneros), pero hay que reconocer que es un gran avance que países que no son considerados como desarrollados puedan encontrar soluciones más limpias y eficientes para satisfacer su demanda energética.


Cambio ClimáticoEnergía

En búsqueda de la matriz energética perfecta

"#COP21 - Human Energy à la Tour Eiffel à Paris -#climatechange"
Foto: Yann Caradec
Ya no es noticia que la producción y uso de la energía en sus diferentes formas hoy es tanto una necesidad como un problema. La contaminación, el cambio climático y hasta el consumismo están íntimamente relacionados con la energía.

Pensar que la solución está en usar menos energía es una pérdida de tiempo, la población sigue creciendo, las innovaciones tecnológicas y la velocidad de producción de bienes tienen una fuerte dependencia energética. La salida no es esa, así que los países comenzaron hace poco más de una década a preocuparse por la estructura de su matriz energética.

Por definición, la matriz energética es la representación cuantitativa de toda la energía disponible, en un determinado territorio, región, país, o continente. Es decir, es una especie de radiografía que muestra la oferta, la demanda y utilización de la energía incluyendo las fuentes de las que proviene.

Desde hace algunos años el Foro Económico Mundial (World Economic Forum) en conjunto con la firma consultora Accenture desarrolló un índice que permite evaluar la matriz energética de 126 países a través de 18 indicadores. Se trata del Índice de Desempeño de la Matriz Energética conocido como EAPI por sus siglas en inglés (Energy Architecture Performance Index).

Los 18 indicadores se agrupan en tres siguiendo un modelo conocido como "Triángulo de la energía":



  1. Crecimiento económico y desarrollo
  2. Sustentabilidad ambiental
  3. Seguridad y acceso energético
Para cuantificar el primer grupo se usan indicadores tales como la intensidad energética, el precio de la energía en la industria y los precios de combustibles entre otros. La sustentabilidad ambiental se determina cuantificando las emisiones de gases de efecto invernadero y el porcentaje de energía renovable que se utiliza. Por último, la seguridad y acceso energético usa indicadores como el grado de electrificación, la calidad del servicio y la autosuficiencia en la generación.


Este 2016, el informe del EAPI se ha presentado y los resultados en muchos casos son gratas sorpresas. Vale la pena mencionar que pro primera vez el índice fue comparado con la línea base creada en 2009 así que sacar conclusiones respecto a la tendencia mundial ya no es más una tarea osada.

De acuerdo a este reporte el país ganador es Suiza con una calificación de 0.79 en una escala de 0 a 1; le sigue muy de cerca Noruega (0.78) y en tercer lugar Suecia (0,76). Hasta ahora nada es sorpresa, son los países que siempre están en los primeros lugares en estas cuestiones, y si se preguntan por Francia, Dinamarca o Austria quédense tranquilos porque ahí aparecen en 4º, 5º y 6º lugar respectivamente. Nueva Zelanda se cuela en el noveno lugar y después nos alegra encontrar a tres países iberoamericanos: España en séptimo lugar, Colombia en octavo y Uruguay en décimo.

¿Qué es lo que están haciendo bien estos países para lograr aparecer en los diez primeros lugares?

Parque Solara en Sevilla
De afloresm - SOLUCAR PS10, CC BY 2.0
Bueno, comenzamos con España que de 2009 a la fecha escaló cinco lugares en la lista presentando una de las calificaciones más altas en cuanto a seguridad y acceso energético se refiere (0.87). El país ibérico se ha esforzado por variar sus combustibles para disminuir su dependencia de los hidrocarburos y en migrar hacia una economía baja en energía. El país se ha enfrentado a algunos contratiempos en su expansión de las energías renovables con los continuos cambios en las políticas energéticas del gobierno pero de resolver ese tema pronto podría colocarse aun más arriba en la tabla.

Central Hidroeléctrica de Chivor
Foto: Universidad EAFIT
Colombia ha avanzado sistemáticamente en este índice desde hace varios años, si bien tiene mucho por hacer todavía en materia de sustentabilidad ambiental, el país ha hecho considerables esfuerzos para que su sistema energético en verdad sirva como impulso de su crecimiento económico; es decir, hay poco dispnedio, la energia que se consume de cierta forma trae un impacto económico positivo para el país. La noticia de ser el octavo mejor país en cuanto a gestión energética no llego en el mejor momento a Colombia pues hoy se vive una crisis debido de agua que ha llevado a disminuir la producción de energía hidroeléctrica y por tanto a tener apagones.

Energía Eólica en Uruguay
Foto: Sofía López

Por su parte, Uruguay ha disminuido la importación de combustibles en un 6% (como porcentaje del PIB) y ha aumentado mucho el uso de energías alternativas (de un 34 % en 2008 a 47% en 2013) , invirtiendo mucho en energía verde convirtiéndose en el líder Sudamericano en materia de energía limpia. Para 2017, Uruguay tendrá una capacidad eólica instalada de 1400 MW.





Evidentemente no hay país perfecto, ninguno logra 1 punto en la evaluación pero el esfuerzo de estos diez países es de destacar así como el de Paraguay que si bien se sitúa en el lugar 21 recibe una especial mención en el informe por su alto desempeño ambiental; en este país las emisiones de carbono por generación eléctrica son parte del pasado: cero gramos de CO2 por kilowatt-hora. ¡Un logro extraordinario!

México aparece hasta el lugar 49 (por si comienzan a preguntarse qué pasa con EUA les cuento que está en el 48); sin embargo, el informe le dedica un párrafo para reconocer que ha avanzado 11 lugares en el índice principalmente porque se han reducido los subsidios a los combustibles y porque aunque nos parezca imposible el consumo de gasolina ha decrecido un 8% desde 2008.

Vamos por buen camino energético, seguro el informe puede ser cuestionado tanto en su enfoque como en su metodología y en su análisis (en gustos y en métodos se rompen géneros), pero hay que reconocer que es un gran avance que países que no son considerados como desarrollados puedan encontrar soluciones más limpias y eficientes para satisfacer su demanda energética.


aguaEconomía

Economía circular o tal vez la luz al final del túnel


I would argue strongly also that our obsession 
with production and consumption 
to the exclusion of the "state" aspects 
of human welfare distorts the process 
of technological change in a most undesirable way.
Kenneth Edward Boulding  (1966)
Resaltaría con firmeza que nuestra obsesión 
por la producción y el consumo
descuida los aspectos ‘de estado” 
del bienestar humano y deforma 
el proceso de cambio tecnológico, 
orientándolo en un sentido indeseable


Últimamente he sido invadida por una desesperanza respecto a cómo evolucionan (¿o involucionan?) las ciudades, sociedades, naciones. Hay guerras, destrucción, contaminación, caos, malestar, protestas, agotamiento de recursos, crisis...¡vaya, parece que todo esta en tinieblas o al menos a media luz!.

Triste pero con fe, he buscado si alguien en el mundo tiene alguna receta que pueda compartir para cambiar las cosas o al menos para comenzar a cambiarlas. No les miento si les digo que leí informes y casos de estudio de decenas de países y cientos de ciudades pero afortunadamente no fue en vano porque desde hace unas semanas me topé con algunas buenas propuestas con la misma esencia de origen: la sustentabilidad regenerativa (lamento que de nuevo el término sea un tanto pretencioso o pedante porque eso lo aleja de la comunidad) y la economía circular la cual hoy les presento con mucho gusto.

Parece que no soy la única preocupada en el mundo por lo que está pasando y por supuesto disto mucho de ser pionera en mis reflexiones pues un grupo de gente se dio cuenta desde hace varias décadas que el método de "tratamiento final" utilizado en cuestiones ambientales no era el adecuado. Es decir, darle un tratamiento final a los residuos en un relleno sanitario no resuelve que nos estemos ahogando en basura y que nunca un contenedor o un camión sean suficientes para levantar la mugre; darle un tratamiento final al agua contaminada no resuelve que alteremos el ciclo natural y paguemos la consecuencia de los hechos o incluso darle un tratamiento final a un barrio deteriorado para resucitarlo no resuelve que mientras limpiamos por acá se deteriore por allá

Se dieron cuenta además, de que este método provocaba una gran carga económica para los gobiernos los cuales al no poder en muchas ocasiones con el gasto lo abandonaban, se endeudaban o usaban recursos destinados al desarrollo social o económico para pagar el cúmulo de "tratamientos finales". Ni qué decir de la carga impositiva que esto ha representado por décadas para los ciudadanos. Hoy muchos gobiernos locales a lo largo y ancho del mundo no tienen los suficientes recursos para pagar un sistema adecuado de gestión de basura, una planta de tratamiento de aguas residuales o un programa de reducción de emisiones.

Aunado a todo esto, también parecía muy claro que la búsqueda de más fuentes de agua, de energía, de materia útil nunca acabaría; se seguiría consumiendo todo hasta volverlo residuo y que las guerras frías o explícitamente violentas por el petróleo, el agua y la tierra estaban a punto de estallar.

A la cabeza del grupo de gente que comenzó a notar que esa filosofía de resolver a posteriori no marchaba bien estaba Kenneth Edward Boulding quien en 1966 presentó en un Congreso una ponencia titulada "The Economics of the Coming Spaceship Earth" o algo así como "La economía futura de la tierra como una nave espacial" (título loco pero idea cuerda, ya lo verán) donde se habló por primera vez del concepto de economía circular de forma abierta y muy franca.

Kenneth afirmaba que los sistemas pueden ser abiertos o cerrados y tener diferentes tipos de entradas y salidas pero que todos tienen tres elementos en común: materia,energía e información los cuales fluyen de forma constante. Para él la economía mundial era un sistema abierto para los tres elementos en donde los objetos entraban con determinado valor, se transformaban, se convertían en capital social y dejaban el sistema cuando su valor neto era cero o estaba muy cerca de serlo. 

La economía mundial era, según lo planteado en la ponencia, un vaquero que cabalgaba por llanuras inmensas, infinitas, con su romanticismo a cuestas y su violento temperamento y era tiempo ya de dejar el caballo y convertirse en un astronauta que puede ver que la tierra es pequeña y redonda, que los recursos son limitados y que es una parte nada más de un gran sistema. Una tierra donde el ser humano está obligado a encontrar su lugar en un sistema ecológico cíclico.

La diferencia entre los dos tipos de economía se vuelve más evidente en la actitud hacia el consumo. En la economía de vaquero , el consumo es considerado como algo bueno (y también la producción masiva); el 'cowboy' mide el éxito de la economía por la cantidad de productos (PIB o PBI).

El astronauta contrastantemente no mide el éxito de la economía por la producción o el consumo en lo absoluto; lo mide por la fuerza del capital social generado a través de un ciclo que debe ser virtuoso. La preocupación del astronauta es que no se agoten las reservas de nada y busca que la tecnología sirva para conservar y administrar lo que se tiene.

Kenneth advertía que el problema que el presentaba y su hipótesis de como resolverlo superaba lo que él o muchos de los sentados podían hacer y además estaba seguro que sería rechazado por muchos por el simple hecho de bajar de su pedestal al consumo y a la producción, santos venerados por muchos economistas y gobiernos.

Y así fue, el mundo siguió caminando lineal y abiertamente, el vaquero cabalgó por muchas décadas más hasta que llegó a este punto donde parece no haber más pradera, ni agua limpia para beber, ni pueblo para descansar. Parece que ha llegado la hora de la economía circular.

Países como China, Japón y la Comunidad Europea han comenzado a poner el término sobre sus mesas de discusión. Los asiáticos ya han presentado planes para transformar poco a poco su actual economía(o al menos una parte) a una como la planteada por Kenneth; Alemania ha enfrentado el tema de los residuos sólidos con esta perspectiva, Dinamarca ha construido un parque industrial basado en economía circular (o simbiosis industrial) donde el residuo de uno es la materia prima del que sigue y la Comunidad Europea se reunió por primera vez en julio de este año (2015) con la agenda específica de generar estrategias de transición hacia una economía circular.

Kenneth Boulding no vivió para verlo pero parece ser que el mundo encontró en sus ideas la luz al final del túnel. Yo espero vivir para ver que Latinoamérica la encuentre, la reconozca y la implemente; mientras tanto la esperanza ha regresado para mi y me entusiasma poder estar aquí para contarlo.

Para saber más

Un didáctico video de 3 minutos sobre qué es la economía circular


Página de la Fundación Ellen MacArthur dedicada a promover los conceptos de la economía circular

Un articulo sobre el proyecto de economía circular en China 



aguaEconomía

Economía circular o tal vez la luz al final del túnel


I would argue strongly also that our obsession 
with production and consumption 
to the exclusion of the "state" aspects 
of human welfare distorts the process 
of technological change in a most undesirable way.
Kenneth Edward Boulding  (1966)



Resaltaría con firmeza que nuestra obsesión 


por la producción y el consumo



descuida los aspectos ‘de estado” 



del bienestar humano y deforma 



el proceso



 de cambio tecnológico, orientándolo en un sentido indeseable


Últimamente he sido invadida por una desesperanza respecto a cómo evolucionan (¿o involucionan?) las ciudades, sociedades, naciones. Hay guerras, destrucción, contaminación, caos, malestar, protestas, agotamiento de recursos, crisis...¡vaya, parece que todo esta en tinieblas o al menos a media luz!.

Triste pero con fe, he buscado si alguien en el mundo tiene alguna receta que pueda compartir para cambiar las cosas o al menos para comenzar a cambiarlas. No les miento si les digo que leí informes y casos de estudio de decenas de países y cientos de ciudades pero afortunadamente no fue en vano porque desde hace unas semanas me topé con algunas buenas propuestas con la misma esencia de origen: la sustentabilidad regenerativa (lamento que de nuevo el término sea un tanto pretencioso o pedante porque eso lo aleja de la comunidad) y la economía circular la cual hoy les presento con mucho gusto.

Parece que no soy la única preocupada en el mundo por lo que está pasando y por supuesto disto mucho de ser pionera en mis reflexiones pues un grupo de gente se dio cuenta desde hace varias décadas que el método de "tratamiento final" utilizado en cuestiones ambientales no era el adecuado. Es decir, darle un tratamiento final a los residuos en un relleno sanitario no resuelve que nos estemos ahogando en basura y que nunca un contenedor o un camión sean suficientes para levantar la mugre; darle un tratamiento final al agua contaminada no resuelve que alteremos el ciclo natural y paguemos la consecuencia de los hechos o incluso darle un tratamiento final a un barrio deteriorado para resucitarlo no resuelve que mientras limpiamos por acá se deteriore por allá

Se dieron cuenta además, de que este método provocaba una gran carga económica para los gobiernos los cuales al no poder en muchas ocasiones con el gasto lo abandonaban, se endeudaban o usaban recursos destinados al desarrollo social o económico para pagar el cúmulo de "tratamientos finales". Ni qué decir de la carga impositiva que esto ha representado por décadas para los ciudadanos. Hoy muchos gobiernos locales a lo largo y ancho del mundo no tienen los suficientes recursos para pagar un sistema adecuado de gestión de basura, una planta de tratamiento de aguas residuales o un programa de reducción de emisiones.

Aunado a todo esto, también parecía muy claro que la búsqueda de más fuentes de agua, de energía, de materia útil nunca acabaría; se seguiría consumiendo todo hasta volverlo residuo y que las guerras frías o explícitamente violentas por el petróleo, el agua y la tierra estaban a punto de estallar.

A la cabeza del grupo de gente que comenzó a notar que esa filosofía de resolver a posteriori no marchaba bien estaba Kenneth Edward Boulding quien en 1966 presentó en un Congreso una ponencia titulada "The Economics of the Coming Spaceship Earth" o algo así como "La economía futura de la tierra como una nave espacial" (título loco pero idea cuerda, ya lo verán) donde se habló por primera vez del concepto de economía circular de forma abierta y muy franca.

Kenneth afirmaba que los sistemas pueden ser abiertos o cerrados y tener diferentes tipos de entradas y salidas pero que todos tienen tres elementos en común: materia,energía e información los cuales fluyen de forma constante. Para él la economía mundial era un sistema abierto para los tres elementos en donde los objetos entraban con determinado valor, se transformaban, se convertían en capital social y dejaban el sistema cuando su valor neto era cero o estaba muy cerca de serlo. 

La economía mundial era, según lo planteado en la ponencia, un vaquero que cabalgaba por llanuras inmensas, infinitas, con su romanticismo a cuestas y su violento temperamento y era tiempo ya de dejar el caballo y convertirse en un astronauta que puede ver que la tierra es pequeña y redonda, que los recursos son limitados y que es una parte nada más de un gran sistema. Una tierra donde el ser humano está obligado a encontrar su lugar en un sistema ecológico cíclico.

La diferencia entre los dos tipos de economía se vuelve más evidente en la actitud hacia el consumo. En la economía de vaquero , el consumo es considerado como algo bueno (y también la producción masiva); el 'cowboy' mide el éxito de la economía por la cantidad de productos (PIB o PBI).

El astronauta contrastantemente no mide el éxito de la economía por la producción o el consumo en lo absoluto; lo mide por la fuerza del capital social generado a través de un ciclo que debe ser virtuoso. La preocupación del astronauta es que no se agoten las reservas de nada y busca que la tecnología sirva para conservar y administrar lo que se tiene.

Kenneth advertía que el problema que el presentaba y su hipótesis de como resolverlo superaba lo que él o muchos de los sentados podían hacer y además estaba seguro que sería rechazado por muchos por el simple hecho de bajar de su pedestal al consumo y a la producción, santos venerados por muchos economistas y gobiernos.

Y así fue, el mundo siguió caminando lineal y abiertamente, el vaquero cabalgó por muchas décadas más hasta que llegó a este punto donde parece no haber más pradera, ni agua limpia para beber, ni pueblo para descansar. Parece que ha llegado la hora de la economía circular.

Países como China, Japón y la Comunidad Europea han comenzado a poner el término sobre sus mesas de discusión. Los asiáticos ya han presentado planes para transformar poco a poco su actual economía(o al menos una parte) a una como la planteada por Kenneth; Alemania ha enfrentado el tema de los residuos sólidos con esta perspectiva, Dinamarca ha construido un parque industrial basado en economía circular (o simbiosis industrial) donde el residuo de uno es la materia prima del que sigue y la Comunidad Europea se reunió por primera vez en julio de este año (2015) con la agenda específica de generar estrategias de transición hacia una economía circular.

Kenneth Boulding no vivió para verlo pero parece ser que el mundo encontró en sus ideas la luz al final del túnel. Yo espero vivir para ver que Latinoamérica la encuentre, la reconozca y la implemente; mientras tanto la esperanza ha regresado para mi y me entusiasma poder estar aquí para contarlo.

Para saber más

Un didáctico video de 3 minutos sobre qué es la economía circular


Página de la Fundación Ellen MacArthur dedicada a promover los conceptos de la economía circular

Un articulo sobre el proyecto de economía circular en China 



AnimalesbiodiversidadCambio ClimáticoConservación

Las ciudades y la biodiversidad

"Central Park from Rock" by  Keithkesslerexp.
Licensed under CC BY-SA 3.0 via Wikimedia Commons 
Cada año, el 22 de mayo, se conmemora el Día Internacional de la Biodiversidad Biológica con el objetivo de informar a la población y a los Estados sobre las cuestiones relativas a la diversidad biológica y por supuesto para despertar una buena conciencia que procure la conservación. Cada año la celebración versa sobre un tema diferente: diversidad marina, especies exóticas invasoras, bosques, islas, recursos forestales y para este 2015 los ojos están puestos en el desarrollo sostenible.

En un mundo cada vez más urbanizado, los esfuerzos para alcanzar las metas del desarrollo sostenible se han concentrado en gran medida en las ciudades y por ello creo que tomarse unos minutos para reflexionar sobre las urbes y la biodiversidad es lo que corresponde hacer este año.

Cuando escuchamos o leemos la palabra biodiversidad solemos pensar en animalitos corriendo por el bosque, en exuberantes selvas, en océanos transitados por millones de peces pero nunca pensamos en una ciudad y las especies vegetales y animales que ahí viven o intentan sobrevivir.


Se piensa incluso que ciudad y diversidad biológica abundante es una relación condenada al divorcio por incompatibilidad de caracteres; no existe eso o si existe es un desastre. Sin embargo, muchas ciudades del mundo tienen una biodiversidad impresionante e incluso, están ubicadas en los llamados "puntos calientes de la diversidad biológica" (hotspots) del mundo (Figura 1). Ejemplos bastan y sobran en todos los continentes: Berlín, Chicago, Ciudad del Cabo, Ciudad de México, Curitiba, Edmonton, Estocolmo, Calcuta, Nueva York, São Paulo.


"HuertoRomita03" de AlejandroLinaresGarcia.
Licensed under CC BY-SA 3.0 via Wikimedia Commons 
Algunas de estas ciudades y otras más incluso alojan áreas naturales protegidas en medio del concreto, los motores y el caos formado por rascacielos, autopistas urbanas y la agitada dinámica cotidiana de una metrópolis. Por otro lado, las huertas urbanas cada vez son más populares y si quieren sorprenderse aún más, sepan que incluso los jardines de las casas pueden albergar diversidad biológica importante: un estudio realizado en 61 jardines de la Ciudad de Sheffield, en el Reino Unido, encontró cuatro mil especies de invertebrados, 80 de líquenes y más de mil especies de vegetales.


Una vez que está claro que las ciudades pueden ser biodiversas, viene lo fundamental: la importancia de conservar y aprender a vivir con todas estas plantas, bichos y animales. Y no sólo por el hecho de ponernos la medallita de ambientalistas o conservacionistas sino por los beneficios que obtenemos de cohabitar con toda esa naturaleza.

"Bug Dome by WEAK! in Shenzhen" by Movez.
Licensed under CC BY-SA 3.0 via Wikimedia Commons 
La ciudad biodiversa resulta ser la que mejor enfrenta, mitiga y se adapta al cambio climático. La biodiversidad urbana podría considerarse un servicio más que ningún gobierno podría solventar por si mismo; por ejemplo, tan sólo en 2005, los árboles de la capital estadounidense, Washington D.C. eliminaron 244 toneladas de dióxido de carbono, dióxido de nitrógeno, ozono, partículas de materia y dióxido de azufre lo que significó además de un gran beneficio ambiental y de salud pública, un ahorro de más de un millón de dólares. 

Los habitantes de las ciudades que viven en comunión con la biodiversidad suelen ser más sanos y sentirse más contentos por el simple hecho de tener espacios públicos verdes útiles para la recreación y el deporte.

Los planeadores urbanos y los administradores de las ciudades deben comenzar a tomar en cuenta a los servicios ecológicos, es decir, deben encontrar la forma o las formas de integrar la diversidad biológica urbana y los servicios de los ecosistemas en la gobernanza local. El plan de acción en materia de diversidad biológica local debe comenzar a ser parte del plan de gobierno, del plan de desarrollo urbano y del presupuesto local.

Este año, celebremos reconociendo, conservando y agradeciendo la abundante diversidad biológica que encontramos en el patio, en nuestro balcón, en el parque de la esquina, en la huerta urbana del barrio, en el río que pasa cerca, en la playa donde caminamos, en la senda donde corremos, a lo largo y ancho de la ciudad en la que nos tocó vivir. 



Secretaría del Convenio sobre la Diversidad Biológica, Perspectiva de las ciudades y la diversidad biológica – Resumen Ejecutivo. Montreal, 2012. 16 páginas
AnimalesbiodiversidadCambio ClimáticoConservación

Las ciudades y la biodiversidad

"Central Park from Rock" by  Keithkesslerexp.
Licensed under CC BY-SA 3.0 via Wikimedia Commons 
Cada año, el 22 de mayo, se conmemora el Día Internacional de la Biodiversidad Biológica con el objetivo de informar a la población y a los Estados sobre las cuestiones relativas a la diversidad biológica y por supuesto para despertar una buena conciencia que procure la conservación. Cada año la celebración versa sobre un tema diferente: diversidad marina, especies exóticas invasoras, bosques, islas, recursos forestales y para este 2015 los ojos están puestos en el desarrollo sostenible.

En un mundo cada vez más urbanizado, los esfuerzos para alcanzar las metas del desarrollo sostenible se han concentrado en gran medida en las ciudades y por ello creo que tomarse unos minutos para reflexionar sobre las urbes y la biodiversidad es lo que corresponde hacer este año.

Cuando escuchamos o leemos la palabra biodiversidad solemos pensar en animalitos corriendo por el bosque, en exuberantes selvas, en océanos transitados por millones de peces pero nunca pensamos en una ciudad y las especies vegetales y animales que ahí viven o intentan sobrevivir.


Se piensa incluso que ciudad y diversidad biológica abundante es una relación condenada al divorcio por incompatibilidad de caracteres; no existe eso o si existe es un desastre. Sin embargo, muchas ciudades del mundo tienen una biodiversidad impresionante e incluso, están ubicadas en los llamados "puntos calientes de la diversidad biológica" (hotspots) del mundo (Figura 1). Ejemplos bastan y sobran en todos los continentes: Berlín, Chicago, Ciudad del Cabo, Ciudad de México, Curitiba, Edmonton, Estocolmo, Calcuta, Nueva York, São Paulo.


"HuertoRomita03" de AlejandroLinaresGarcia.
Licensed under CC BY-SA 3.0 via Wikimedia Commons 
Algunas de estas ciudades y otras más incluso alojan áreas naturales protegidas en medio del concreto, los motores y el caos formado por rascacielos, autopistas urbanas y la agitada dinámica cotidiana de una metrópolis. Por otro lado, las huertas urbanas cada vez son más populares y si quieren sorprenderse aún más, sepan que incluso los jardines de las casas pueden albergar diversidad biológica importante: un estudio realizado en 61 jardines de la Ciudad de Sheffield, en el Reino Unido, encontró cuatro mil especies de invertebrados, 80 de líquenes y más de mil especies de vegetales.


Una vez que está claro que las ciudades pueden ser biodiversas, viene lo fundamental: la importancia de conservar y aprender a vivir con todas estas plantas, bichos y animales. Y no sólo por el hecho de ponernos la medallita de ambientalistas o conservacionistas sino por los beneficios que obtenemos de cohabitar con toda esa naturaleza.

"Bug Dome by WEAK! in Shenzhen" by Movez.
Licensed under CC BY-SA 3.0 via Wikimedia Commons 
La ciudad biodiversa resulta ser la que mejor enfrenta, mitiga y se adapta al cambio climático. La biodiversidad urbana podría considerarse un servicio más que ningún gobierno podría solventar por si mismo; por ejemplo, tan sólo en 2005, los árboles de la capital estadounidense, Washington D.C. eliminaron 244 toneladas de dióxido de carbono, dióxido de nitrógeno, ozono, partículas de materia y dióxido de azufre lo que significó además de un gran beneficio ambiental y de salud pública, un ahorro de más de un millón de dólares. 

Los habitantes de las ciudades que viven en comunión con la biodiversidad suelen ser más sanos y sentirse más contentos por el simple hecho de tener espacios públicos verdes útiles para la recreación y el deporte.

Los planeadores urbanos y los administradores de las ciudades deben comenzar a tomar en cuenta a los servicios ecológicos, es decir, deben encontrar la forma o las formas de integrar la diversidad biológica urbana y los servicios de los ecosistemas en la gobernanza local. El plan de acción en materia de diversidad biológica local debe comenzar a ser parte del plan de gobierno, del plan de desarrollo urbano y del presupuesto local.

Este año, celebremos reconociendo, conservando y agradeciendo la abundante diversidad biológica que encontramos en el patio, en nuestro balcón, en el parque de la esquina, en la huerta urbana del barrio, en el río que pasa cerca, en la playa donde caminamos, en la senda donde corremos, a lo largo y ancho de la ciudad en la que nos tocó vivir. 



Secretaría del Convenio sobre la Diversidad Biológica, Perspectiva de las ciudades y la diversidad biológica – Resumen Ejecutivo. Montreal, 2012. 16 páginas