CIGÜEÑA NEGRA EN PASO Y PRIMERA GOLONDRINA
De las nubes, lluvia y viento de las semanas pasadas, hemos pasado al sol radiante que este fin de semana ya hemos podido disfrutar en Santorcaz. El sábado acompañado, y el domingo en solitario, el campo, además de agradable paseos, ha deparado sorpresas, como el avistamiento de una cigüeña negra o la primera golondrina del año en el pueblo. Comienzo con la crónica:
El sábado el sol brillaba y el olor a miel de los almendros acompañaron nuestro paseo.
Sin embargo, algunos pequeños habitantes del matorral no pudieron aguantar el frío de la noche, como esta musaraña (Crocidura russula).
Cola corta, orejas pequeñas, hocico muy apuntado y muelas carniceras, diferencian a musarañas de ratones y topillos |
En los quejigos, los machos de pinzón común (Fringilla coelebs) se desgañitaban para marcar su territorio, poco preocupados de las fotos que les tirábamos.
No es habitual apreciar el obispillo verde de los pinzones |
Como dije al principio, el aire limpio fue surcado por otro gran bando de milanos negros (Milvus migrans) en ruta hacia el Noreste.
Milanos girando para establecer un nuevo rumbo |
Como en la entrada de hace dos semanas, los milanos llevaban un acompañante que no quería viajar solo: una cigüeña negra (Ciconia nigra), una de las especies más escasas de Europa.
Cigüeña negra, que también se aprecia en la imagen superior, en la parte de arriba |
Ya sentados tomando un refresco, una lavandera blanca (Motacilla alba) nos observaba tranquilamente tomando el sol en el caballete de un tejado.
Una lavandera blanca muestra su gran babero negro |
Al atardecer, la puesta de sol sacó a la luz las millones de arañas que lanzan sus telas de al viento para viajar hasta encallar en lo que será su próximo hogar.
Telas de araña enredadas en la cebada |
El domingo, madrugué algo más, y aunque el cielo seguía azul, el frío de la noche se garraba al cuerpo en cuanto uno se paraba.
El domingo, también la visibilidad era enorme |
El primer pájaro en fotografiar, fue una tarabilla (Saxicola torquata) que me observó desde un almendro en flor.
Tarabilla hembra |
Las cogujadas montesinas (Galerida theklae) andaban en celo, e incluso también me vigilaron en pareja desde lo alto de un zumaque.
Cogujadas montesinas con su típica cresta y pecho moteado |
Durante un buen rato me aposté junto a un zarzal cubierto con una red de camuflaje. La fotografía de más pájaros se facilitó, aunque al no preparar un posadero, era difícil sacar fotos limpias, sin ramas o con la iluminación adecuada.
Casi nunca faltan a la cita los carboneros comunes (Parus major) |
Una curruca capirotada hembra (Sylvia atricapilla) posaba junto las flores de un olmo. Los machos tendrían el capirote negro |
Mirlo hembra (Turdus merula) |
Un bonito picogordo (Coccothraustes c.) se ocultó a la sombre de una rama |
Un verderón (Carduelis chloris) tomaba el sol con las plumas ahuecadas tas tomar un baño |
Un triguero (Emberiza calandra) se acercó y tras un par de cantos se fue |
Sin lugar a dudas, los zorzales comunes (Turdus philomelos) siguen siendo abundantes en estas fechas, aunque pronto marcharán |
También queda algún zorzal alirrojo (Turdus iliacus), con sus remarcadas cejas y flancos rojizos |
Con frío ya en el cuerpo, me deshice de mi camuflaje y al salir me topé con un ratonero común (Buteo buteo) que escapó ladera abajo.
Ratonero en vuelo y contraluz |
Por último me acerqué al arroyo de la Dehesa para comprobar la "limpieza" perpetrada. A pesar de facilitar el acceso de depredadores y disminuir las zonas de ocultación, una pareja de ánades reales (Anas platyrhynchos) parece que se ha establecido.
La hembra primero y el macho después huyeron de mi presencia mostrando el azulejo azul de sus alas |
En el agua, una pareja de sapos comunes (Bufo bufo) en pleno amplexo se dedicaban a poner huevos.
En los anfibios, normalmente la hembra es de mayor tamaño. En la foto, se aprecian los cordones gelatinosos de huevos recién puestos. |
Si en la foto anterior se muestra cómo la vida busca su propagación, en la siguiente se ve la cruz de la moneda. La carretera hacia Los Santos de La Humosa es una barrera en la que muchos sapos perecen por el sólo hecho de buscar un charco en que poner sus huevos.
PITOS REALES Y CERNÍCALOS DE CAZA EN LOS PARQUES DE MADRID
Sigue el tiempo variable y este fin de semana sólo hemos salido el domingo por la mañana. El lugar ha sido el más próximo a nuestra casa: el parque de la Cuña Verde de O´Donnell, que cuenta con zonas ajardinadas, pinar y, aún, descampados.
Parecía que tras todo el sábado lloviendo los verdecillos (Serinus serinus) estaban muy activos, comiendo semillas por el suelo o cantando en los árboles aún sin hojas.
Verdecillo macho mostrando su pecho amarillo |
El mismo individuo, en el árbol siguiente, también muestra su obispillo o rabadilla amarilla |
Con los verdecillos, había jilgueros, y sobre todo, gorriones molineros (Passer montanus). Como he contado otras veces, estos gorriones no se internan por la ciudad, ya que prefieren las afueras y los parques.
Gorrión molinero, mostrando su boina color ladrillo y su "oreja" negra |
La nota de color la puso un pito real (Picus viridis), un tipo de pájaro carpintero de color verde de buen tamaño.
Pito real, un pájaro carpintero verdoso y con capirote bermellón |
De lado, se aprecia una bigotera negra, lo que indica que es hembra |
Estuvo muy entretenido buscando hormigueros, en los que alimentarse. Cuando huyó por la cercanía de un perro nos acercamos a ver los agujeros que practicó en el suelo. En la foto siguiente puede observarse uno de esos agujeros y en el vídeo, cómo introduce su larga lengua pegajosa para atrapar a los insectos.
Agujero hecho por el pito real, para buscar hormigas como se ve en le vídeo siguiente |
Y es que en las zonas aún no ajardinadas que aún conserva el parque, existe una mayor biodiversidad, habitando mamíferos como conejos y topillos. Los cernícalos (Falco tinnunculus) patrullan la zona y con el viento de cara se ciernen con los ojos inmóviles a la búsqueda de ratones, topillos o pájaros despistados.
Cernícalo vulgar en vuelo cernido prospectando el suelo. |
En el vídeo siguiente se observa cómo maniobra con el viento de cara para permanecer inmóvil y poder detectar cualquier movimiento bajo él.
La verdad es que no se suele mirar mucho al cielo en los parques madrileños, pero siempre es posible detectar alguna rapaz, gaviota o cigüeña en movimiento. En esta época del año pasan muchas rapaces, y pude deleitarme con un bonito milano real (Milvus milvus) que probablemente volvía hacia su lugar de cría más al Norte.
Milano real: como siempre cola escotada y manchas claras en las alas |
Y ya yéndonos a casa habiendo tomado un poco el sol y el aire, una lavandera blanca (Motacilla alba) muy confiada se dejó fotografiar para mostrar su lustroso plumaje reproductor de tonos grises, blanco y negro.
Lavandera blanca mostrando su dorso gris y capucha negra |
De frente, se observa un gran babero negro, lo que muestra que se trata de un macho |
¿SE ACABA EL INVIERNO? MIGRATORIAS Y CANTANTES
Por fin ha hecho un fin de semana soleado y hemos pasado unos días en Santorcaz, aunque no tuvimos mucho tiempo de disfrutar del campo. Y digo del campo, que no de la Naturaleza, pues a veces no hace falta salir muy lejos para disfrutar de alguno de sus espectáculos: las migraciones. Está acabando el invierno y las aves migratorias tienen que volver a sus territorios de cría, y ya que las especies más grandes necesitan más tiempo para sacar adelante a sus vástagos, tienen que moverse pronto.
El domingo cuando salía por la puerta de casa, sin saber muy bien por qué, miré al cielo, y muy lejos, sobre la torre de la iglesia, alrededor de 50 milanos negros (Milvus migrans) ganaban altura. El apellido latino de esta rapaz, ya indica que es un gran viajero, y en concreto los individuos europeos gustan de pasar el invierno en las zonas tropicales de África. Cruzan el Estrecho en grupos y después se desparraman por toda Europa.
Grupo de milanos negros a gran altura |
Con los prismáticos, y luego en casa aumentando la imagen, pude comprobar que un milano real (Milvus milvus) se había unido a ellos, como buscando compañía. Esta especie también se desplaza desde sus territorios de cría norteños, pero no llega tan al Sur, quedándose muchos de ellos a pasar el invierno en la Península Ibérica.
Milano real en el centro, más claro, con "ventanas" claras en las alas |
Justo después de comer, el inconfundible trompeteo de las grullas (Grus grus) de nuevo me hizo mirar al cielo y descubrir un enorme bando de unos 200 individuos que volaba en formación hacia el noreste. Estas grullas que en invierno se alimentan en rastrojos y dehesas de Extremadura y Castilla, previo paso a reponer fuerzas por Gallocanta y alguna otra laguna como la de El Hito, llegarán a criar al Norte de Alemania, Polonia, Rusia y los países escandinavos.
Grullas en formación |
En algún momento pararon y dieron varias vueltas para reajustar el rumbo y la altura.
Girando en círculos para reorientarse |
Y como digo, tampoco hace falta ir muy lejos para disfrutar de las aves, pues aún con el invierno sin acabar, las aves sedentarias ya proclaman a los cuatro vientos cuales son sus dominios. Ellas no saben solfeo y nosotros no hace falta que paguemos entrada para escuchar sus melodías, pero partir almendras bajo el tibio sol de finales de febrero, mientras cantan mirlos y pardillos, es una de las mejores formas que conozco de digerir una buena paella de domingo.
Poned el volumen en los vídeos, ¡que hasta la cámara de fotos captó los cantos!
Mirlo macho adulto (Turdus merula) en un ciprés |
Pardillo macho (Carduelis cannabina) cantando |
OTOÑO INVERNAL EN SANTORCAZ
Mucho frío y viento este domingo en Santorcaz, condiciones que dificultan el avistamiento de fauna, pero bien protegido, no pude dejar de aprovechar parte de la mañana a ver qué había por ahí.
Parece que los pinzones vulgares (Fringilla coelebs) siguen sin faltar a su cita fotográfica conmigo en cada paseo otoñal. En este caso fue un macho el que en lo alto de un álamo reseco tomaba el sol.
Pinzón macho mostrando su pecho anaranjado |
Más de cerca, se observa su "casco" gris y alas negras con franjas blancas |
Otro macho, en este caso de carbonero común (Parus major), y esta vez a menor altura, se mantenía a escasa distancia de mi y mostraba sus colores.
Carbonero, tiznado siempre de negro carbón en garganta, cabeza salvo las mejillas y línea ventral, que en la hembra es más estrecha. |
Pocos pájaros más pude fotografiar a corta distancia, este buitrón (Cisticola juncidis) estuvo a tiro unos instantes, pero su pequeñísimo tamaño, no permitió un enfoque adecuado.
Buitrón sobre un cardo, mostrando su pequeño tamaño |
No es un ave demasiado frecuente, pero ayer pude ver una corneja negra (Corvus corone) dando vueltas sin saber dónde aterrizar. Los truenos de las escopetas, seguramente vuelven más cautelosos a estos inteligentes córvidos.
Tamaño mediano e intenso color negro, identifican a la corneja, que también es conocida en Santorcaz como grajo. |
Los restos de otro córvido mucho más frecuente, la urraca (Pica pica) encontré al pie de un quejigo. La escarcha cubría las plumas del pájaro, que seguramente fue víctima de un azor o un búho real.
Plumas de urraca arrancadas por un ave de presa, en caso de haber sido mordidas por un mamífero estarían quebradas |
Otros restos en cambio, me recordaron al verano, como esta camisa de culebra de escalera.
Añadir leyenda |
Y la mañana no dio mucho más de sí, el frío continuaba imperando, y volví a casa tras echar un ojo a la Sierra de Guadarrama.
BUITRÓN Y ZORZAL COMÚN: ¡¡POR FIN!!
Hay pájaros, que aunque frecuentes, son difíciles de fotografiar. El buitrón (Cisticola juncidis) y el zorzal común (Turdus philomelos), se encuentran entre aquellos para los que no disponía de fotos decentes en mi archivo... ¡hasta ahora! Este fin de semana en Santorcaz, he podido acercarme lo suficiente a ellos, ¡y sin usar ningún medio artificial para esconderme o atraerlos!
El buitrón, es un pájaro pequeñísimo, que ronda los 10 gr. de peso y que junto a su nerviosismo habitual, dificulta la toma de fotografías. Gusta de vivir y alimentarse en zonas de vegetación herbácea alta, así que frecuenta el Arroyo de la Dehesa.
Un buitrón se inclina para observarme mejor y valorar si soy un peligro |
Otro buitrón más tranquilo observa desde lo alto del carrizal |
Petirrojo (Erithacus rubecula) en lo alto de una espadaña |
Triguero (Miliaria calandra) |
Es de destacar que en estas zonas húmedas próximas al arroyo, son cada vez más visibles las huellas de los jabalíes.
Bañera de jabalíes |
Una vez conseguido el buitrón, se me ofrecieron buenas oportunidades con los zorzales, quedándome completamente quieto y medio metido entre arbustos. En el otoño e invierno, llegan a cientos a Santorcaz moviéndose por lugares con arbustos y matorrales, en los que se alimentan de frutos, insectos, caracoles y gusanos. Uno de los zorzales llegó, y sabiéndose observado, se giró y buscó con la mirada hasta encontrarme y huir despavorido.
De espaldas, un zorzal busca con la mirada un posible peligro |
Para ver mejor, decide girarse y mostrar sus flancos |
De frente, se observa perfectamente su pecho y vientre moteado |
Aún sin descubrirme, posa tranquilo |
Contento con las fotos realizadas, aún pude hacer alguna más, con otras especies que ya conocerán los lectores de este blog.
Cogujada montesina (Galerida thecklae) |
Pinzón vulgar hembra (Fringilla coelebs) |
Pinzón vulgar macho en el que se observa el obispillo verdoso, casco grisáceo, pecho rojizo, y franjas blancas en las alas |
OTOÑO: colores, aves, niebla, azafrán, hongos y huellas
El pasado domingo sí que la sensación era otoñal: olores, colores y sonidos lo corroboraban. Los primeros sonidos de la mañana en el propio pueblo de Santorcaz eran los silbidos, cantos e imitaciones de los estorninos negros (Sturnus unicolor) o tordos, como son llamados allí.
Grupo de estorninos o tordos, grandes imitadores que suelen copiar el canto de aves como oropéndolas, perdices y cernícalos |
La humedad también se sentía: todas las hierbas sostenían miles de gotas de rocío y desde lo alto del páramo, tan sólo descabezaba la parte superior del cerro de El Viso, estando el valle del Henares cubierto de niebla.
En el centro de la imagen y a la izquierda el cerro de El Viso sobresale entre la niebla |
Era el aire enfriado y cargado de humedad del páramo el que se deslizaba por los cerros y acumulaba la niebla en los valles.
Niebla bajando por los cerros, hacia los valles. Al fondo la Sierra de Guadarrama |
Los colores otoñales también empezaban a destacar en los árboles caducos:
Hojas amarilleando de nogal (Juglans regia) |
Mientras unos iban de amarillo, otros árboles lucen de rojo.
Hojas de ciruelo silvestre (Prunus insititia) |
Ya en medio del monte, los sonidos me trasladaban al otoño-invierno: zorzales y petirrojos bullían en las zarzas. Sin embargo no se mostraron a la cámara, como sí hicieron otras especies, aunque nunca tan cerca como me hubiese gustado.
Tarabilla común macho (Saxicola torquata) |
Pinzón vulgar macho (Fringilla coelebs) |
Sin embargo, el ave que más me sorprendió, fue una curruca carrasqueña (Sylvia cantillans), ave estival que yo ya suponía por el centro de África.
Curruca carrasqueña |
Por el suelo, también todo era otoño:
Azafrán de otoño (Croccus serotinus) |
Los hongos se mostraban en las formas más curiosas posibles, alimentándose sobre la materia muerta:
Hongo mixomiceto sobre acículas de pino |
Hongo gelatinoso posiblemente Dacrymyces stillatus |
Pequeña seta (parte reproductora de un hongo) creciendo sobre la madera |
Y como días antes había llovido, los mamíferos dejaron sus huellas en el barro.
Huella de un gato pequeño, o de una gineta |
Huella de jabalí (Sus scrofa) |
Por fin, al llegar a casa una hiedra me llamó la atención, porque al estar en plena floración atraía a una gran multitud de insectos. Avispas, moscas y abejas se disputaban néctar y polen.
Avispa en vuelo que no sobrevuela a una enorme mosca cernícalo |
Vista de la mosca cernícalo, se puede comprobar su gran tamaño en comparación con una mosca común, que está a su izquierda. |