Publicado en: Comunidad ISM » Blogs por J.Vinas. Texto original
Vivimos en una sociedad basada en una economía lineal, centrada en la hipótesis de la abundancia, disponibilidad, facilidad de obtención y eliminación barata de los recursos, que describe una cronología de “extraer recursos-fabricar-utilizar-eliminar”. Cada día es más evidente que esta actitud no hace más que debilitar la competitividad de los mercados.
La evolución hacia una economía circular es esencial para cumplir el programa de eficiencia en el uso de los recursos de conformidad con lo establecido por la Estrategia Europa 2020 para un crecimiento inteligente, sostenible e integrador. Una mejora de la eficiencia en el aprovechamiento de los recursos puede aportar múltiples beneficios no solo económicos, sino ambientales, sociales y culturales.
Paralelamente, el sector residuos trata de unificar esfuerzos centrándose en el poder legislativo de las administraciones, pero apoyado en todo momento del resto de stakeholders que tiene dentro de sus objetivos, la mejora continua de su actividad y procesos tendentes hacia lo comúnmente llamado “filosofía sostenible” o “filosofía circular”. Esto convierte al sector residuo en el “buque insignia” del cambio cultural para alcanzar lo que, bajo mi criterio, es el concepto más óptimo, que defino como “DESARROLLO SOSTENIBLE CIRCULAR”.
En línea de lo comentado, el 30 de mayo de 2018 se publicaron las nuevas directivas europeas de residuos, que suponen para los países comunitarios una mayor exigencia y el establecimiento de una serie de objetivos vinculantes en lo que se refiere al reciclaje y reutilización de residuos. Así, los Estados miembros tendrán que cumplir:
I. Objetivos para la reutilización y reciclaje de los residuos municipales: antes de 2025 el 55%, antes de 2030 el 60%, antes de 2035 el 65%.
II. Antes del 1 de enero de 2025 debe implantarse en todo el territorio la recogida selectiva de textiles y de residuos peligrosos de los hogares.
III. Antes del 31 de diciembre de 2023, debe establecerse la recogida selectiva de los residuos orgánicos o su reciclaje en origen (por ejemplo, en compostaje doméstico y/o comunitario).
¿Cuáles son los datos del reciclaje en España?
Cabe destacar cual es la composición media de los residuos domésticos en España:
En el año 2019, la tasa de reciclaje de residuos sólidos urbanos en España fue del 33,90%, lo cual nos evidencia que estamos relativamente distanciados de la media europea la consideramos en un 45% (Eurosat 2016) y teniendo en cuenta que este dato es de 2016 por lo que la media real de la EU en 2019 podrá estar por encima del 50%. Pero lo más preocupante es la cifra del 55% que exige la normativa europea para 2025, que parece realmente inalcanzable para España.
Claves para mejorar la situación
Está claro que la concienciación ciudadana, y la educación ambiental en edades tempranas es la base para sembrar un futuro en el que el reciclaje de las fracciones en el domicilio se convierta en algo cotidiano y cultural. Dado que, en la actualidad, los “treintañeros” han nacido viendo en sus casas un único cubo de basura, y en el mejor de los casos dos cubos; mientras que los denominados “Generación T” (nacidos a partir del 2010), vienen a este mundo viendo, al menos, cuatro cubos en su vivienda, y en muchos casos alguna fracción más.
Pero no debemos olvidar, que la variable de concienciación ambiental es una tendencia pausada y a largo plazo, ya que es cuestión de tiempo que la sociedad se empape de la filosofía del reciclaje.
Sin embargo, y según las exigencias de Plan 2020, y de las necesidades reales de un planeta al borde del colapso, se necesitan estrategias cortoplacistas y con repercusión “causa-efecto” sobre los % de reciclaje. Los que nos dedicamos a la búsqueda de la “pócima mágica” para incrementar los niveles de reciclaje, tenemos claro que el sistema de recogida puerta a puerta con el pago por generación, es sin lugar a duda, el más exitoso. Este sistema es muy sencillo:
I. Cada ciudadano dispone de sus propios cubos para la segregación de los residuos, y se le asigna un código QR que se le suministrará en forma de pegatina. Esta deberá ser colocada sobre la bolsa o cubo.
II. En el caso de la fracción resto el ciudadano estará obligado a gestionar en residuo en una bolsa específica exigida por el ayuntamiento, que tiene un precio elevado (entre 0,50 y 1,00€ cada bolsa). Este coste hace que se incentive la segregación de los residuos, y que el ciudadano busque minimizar en número de bolsas que genera de fracción resto, para reducir lo máximo posible su coste.
III. La recogida de cada fracción es alterna durante la semana, de tal manera que cada día se recoge una fracción diferente, lo que permite a los equipos de recogida, la detección rápida y ágil de una segregación incorrecta.
IV. Los ciudadanos sacan al portal la fracción que corresponda cada día, y los servicios de recogida, (a través de un dispositivo específico, mayoritariamente una pulsera) proceden a la lectura de cada una de las bolsas, los casos en los que se detecte una segregación incorrecta son identificados y recibirán su correspondiente sanción económica. Las multas suelen estar entre 100€-300€.
La experiencia en la implantación de este sistema en ciertos municipios españoles, nos permite afirmar que garantiza un incremento directo el primer año de implantación, de entre un 12% y un 18%, en la mayoría de los casos.
Todo lo anterior nos permite concluir que la concienciación ciudadana a través de una buena política de campañas ambientales, permite un incremento gradual de la tasa de reciclaje, mientras que la implantación del sistema de recogida de residuos puerta a puerta con pago por generación, es la mejor herramienta para la búsqueda de un incremento anual instantáneo de tasa de reciclaje de un municipio.
Jonatan Viñas colabora con el ISM como docente en el curso de Valorización de Residuos, el cual aborda los diferentes tipos de residuos objeto de valorización, analiza la legislación aplicable, situación inicial y la problemática asociada a su generación, y en base a ello trata de identificar y desarrollar las mejores técnicas disponibles de gestión y tratamiento mediante valorización desde el punto de vista técnico, económico y sostenible.
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