Publicado en: Naturaleza en Santorcaz y otras tierras... por Alfredo Doncel. Texto original
Estamos recién llegados de la primera parte de las vacaciones, y no nos cansamos, hemos vuelto a disfrutar de las costas y las montañas asturianas. Con una pequeña de 22 meses, el protagonismo no ha estado en disputa, siempre lo tiene ella, y sin embargo hemos vuelto con una buena cosecha de fotografías de la naturaleza, que no tardo más en compartir con los lectores.
Llegamos a Ribadesella con un día estupendo y además de sus casas de indianos, su playa y su río Sella, enseguida me entretuve con algunas gaviotas que comían el pan que algunos niños les daban.
Gaviota patiamarilla (Larus michaellis) a la izquierda y gaviota reidora (Larus ridibundus) |
Los jóvenes de gaviota patiamarilla tienen un plumaje menos llamativo |
La primera mañana amaneció lluviosa y fresca, así que nos fuimos al Museo del Jurásico de Asturias, y aunque Silvia aún es muy pequeña lo disfrutamos bastante. Después de comer en Lastres, nos fuimos a la playa de La Griega, en busca de las huellas que los dinosaurios dejaron hace más de 70 millones de años.
Con plumas en vez de escamas, como muchos tuvieron en realidad, los dinosaurios tienen otro aspecto |
Una de las huellas de un dinosaurio era tan grande que no tenia nada a su escala, excepto un bichillo que pasaba por allí |
El día siguiente amaneció más despejado, pero aún demasiado fresco para bañarse, así que hicimos parte de la ruta que, bordeando la costa, va desde Isla a la Playa de la Griega.
La ruta sigue la costa, dominada por acantilados... |
... y zonas de rasas mareales. |
En los prados abundaban las tarabillas (Saxicola torquata) |
Y algunas se posaban en las flores de las zanahorias silvestres |
También había jilgueros (Carduelis carduelis)
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También había recién llegadas a la costa, como esta lavandera boyera (Motacilla flava) de la subespecie centroeuropea |
A la vuelta a La Isla, estuve trajinando entre las rocas |
Había anémonas al aire de la especie Anemonia viridis |
Grandes algas llamadas laminarias |
Pequeños peces en los charcos junto a lapas y caracolas |
Entrando desde la costa, apareció trinando un grupo de zarapitos |
Al final nos remojamos un poco en la playa, porque era nuestro último día. Al día siguiente, que ya salimos hacia la montaña, hicimos dos paradas intermedias: el Mirador del Fito, que estaba cubierto de niebla y la Iglesia prerrománica de Santa Cristina de Lena.
Iglesia prerrománica de Santa Cristina de Lena |
Mientras esperábamos a entrar, nos sobrevoló un milano negro (Milvus migrans) que estaba mudando las rectrices de la cola |
Llegamos a nuestro destino: Traslacruz, una pequeña aldea rodeada de bosques y prados, en el Parque Natural de Las Ubiñas - La Mesa, y donde desde la puerta de la casa en que nos alojábamos ya podíamos ver un montón de animales.
La pequeña aldea de Traslacruz |
Todos los días venían a comer manzanas caídas algunos arrendajos (Garrulus glandarius) |
Había muchos papamoscas grises (Muscicapa striata) capturando insectos |
Y entre los arbustos, muchos petirrojos (Erithacus rubecula) |
Había también una pareja de ratoneros (Buteo buteo) juveniles que chillaban y sobrevolaban el pueblo
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A veces pasaban tan cerca que no daba tiempo a enfocarlos |
y finalmente se posaban en los castaños |
Y allí seguían chillando |
Al día siguiente con un sol de justicia, subimos al Puerto de la Cubilla, dejando abajo los bosques y disfrutando de los prados de diente que mantienen vacas y caballos.
Prados de diente en el puerto de la Cubilla, con muchas vacas y caballos |
En la propia carretera también había vacas y terneros |
Las vistas y la carretera son espectaculares |
Empezando a caminar, nos topamos con un encierro de vacas, así que nos volvimos un momento al coche hasta que las encerraron y separaron en una corraliza |
Hasta los asturcones y sus potros salieron corriendo ante los chillidos de vaqueros y mugidos de vacas |
Había muchas aves alpinas, pero sólo pude fotografiar a este bisbita campestre (Anthus campestris) |
Entre las rocas se soleaban las lagartijas roqueras (Podarcis murales) |
Y en los regatos y charcas había muchas ranas verdes (Pelophylax perezi) |
Otro día subimos a un pintoresco pueblo: Tuiza de Arriba, e iniciamos una marcha hacia el Refugio del Meicín. No llegamos, hacía calor y cargar con una niña de unos 14 kg, no ayudaba tampoco. Aún así, lo disfrutamos igualmente.
Camino al Meicín con las Ubiñas al fondo |
Aún se conservan los cercados de piedra en algunos prados |
Como siempre que hay prados las tarabillas nos observaban |
De entre los arbustos salió un acentor común (Prunella modularis) que se posó cerca, y con el pico abierto demostraba que hacía mucho calor |
Sobre los prados de siega una pareja de cernícalos (Falco tinnunculus) estuvieron de caza
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... y pronto volvían a buscar más presas |
Sobre una teja, una lavandera blanca (Motacilla alba) empezó a acicalarse... |
... de vez en cuando nos miraba...
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Nuestro último día lo pasamos haciendo parte de la Senda del Oso, entre Tuñón y Proaza. Se trata de una senda adecuada para ir con carrito y con el aliciente de ver osos cantábricos en unos cercados.
La senda es practicable para todos los públicos y en algunos tramos proporciona una refrescante sombra |
Al final pudimos ver tres de los cuatro osos (Ursus arctos) que tienen en los recintos, y que al igual que nosotros, necesitaban refrescarse |
En definitiva unas intensas y estupendas vacaciones en familia, rodeados de naturaleza, paisajes, historia, cultura y... ¡algunas fabes!
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