¿Dónde tiro un termómetro de mercurio?

Publicado en: productor de sostenibilidad por alvizlo. Texto original

Reconócelo, a pesar de que hace años que la Unión Europea prohibió la utilización de mercurio en termómetros para medir la fiebre y otros instrumentos de uso doméstico, todavía guardas en el cajón de las medicinas un práctico y fiable termómetro de mercurio. Y haces bien, si funciona no es un residuo. Y mientras sigas utilizándolo evitas la necesidad de fabricar y comprar uno nuevo.

Afortunadamente, mientras que esté en manos de alguien conocedor de los secretos de uso y lectura, el termómetro de mercurio no se va a ver afectado por la obsolescencia programada, con lo que puede seguir indefinidamente en el cajón, sin necesidad de preocuparnos por él.

Pero quizá algún día ocurra el drama y tengamos que deshacernos del termómetro. En el peor de los casos porque se nos ha roto y queremos dar la mejor gestión posible a las bolitas de metal líquido. Lo primero es recogerlo con cuidado y evitando tocarlo con las manos: podemos utilizar papel o cinta adhesiva. Metemos el mercurio, los restos del termómetro y lo que utilizásemos para recogerlo en un recipiente cerrado que no sea metálico –preferiblemente de plástico o vidrio – y lo dejamos lejos del alcance de los niños y las mascotas.

Y ahora sí, viene la pregunta clave ¿dónde llevo el termómetro?

Quizá el primer impulso es llevarlo a una farmacia, donde recogen los medicamentos. Pero el punto SIGRE está destinado a medicamentos, por lo que no aceptará nuestro termómetro. Y mucho menos si está roto.

Entonces ¿quién recoge el mercurio del termómetro? Tu ayuntamiento. Según la Ley 22/2011, de 28 de julio, de residuos y suelos contaminados la recogida, el transporte y el tratamiento de los residuos domésticos generados en los hogares es un servicio obligatorio que corresponde a las Entidades Locales.

Como el mercurio es un material peligroso no podemos depositarlo en los contenedores de recogida convencional: si lo juntamos con la materia orgánica la contaminaríamos y, en caso de que se compostase y utilizase como abono, el mercurio pasaría a los alimentos o a los ecosistemas, pudiendo entrar en nuestra cadena alimentaria en forma de tomate.

En los otros contenedores el riesgo es que los operarios de gestión de residuos (en cualquiera de las fase de recogida, clasificación, tratamiento…) entren en contacto directo con ese mercurio, que se disgrega y evapora con relativa facilidad, por lo que puede acabar inhalado.

La ley de residuos también establece que las Entidades Locales habilitarán espacios, establecerán instrumentos o medidas para la recogida separada de residuos domésticos a los que es preciso dar una gestión diferenciada bien por su peligrosidad, para facilitar su reciclado o para preparar los residuos para su reutilización.

Es decir, si en mi hogar se genera un residuo doméstico peligroso que no puedo depositar en los contenedores normales de basuras, el ayuntamiento tiene que poner a mi disposición alguna forma de recogida de ese residuo para evitar que cause daños al medio ambiente y la salud de las personas. Esa instalación suele ser un punto limpio, fijo o móvil, donde se me permite llevar este tipo de residuos.

Es más, si vamos –por ejemplo- a la lista de puntos limpios de la Comunidad de Madrid, veremos que muchos de ellos recogen termómetros. Pero la experiencia de usuario dice que el operario de la puerta no suele admitir el termómetro roto. En principio, el recipiente que recoge los termómetros enteros -¿quién querría llevar a un punto limpio un termómetro entero que funciona correctamente?- debería estar preparado para contener el mercurio de una hipotética rotura. Y si el tratamiento es la recuperación del mercurio, en algún momento se tendrán que romper los termómetros ¿tiene sentido que no recojan el mercurio de tu termómetro roto en el punto limpio?

El caso es que estamos de vuelta en casa con nuestro mercurio ¿Qué hacemos ahora?

Reclamar por escrito al ayuntamiento para que tenga constancia del problema y tome las medidas pertinentes. Mientras dejemos el incidente en una discusión con el operario del punto limpio o una queja al servicio de atención telefónica, nadie va a tomar medidas para solucionarlo. Si quieres dejar de recibir largas y ver cómo se tiran la pelota de un lado a otro, lo mejor es pasar a la acción: acudir al procedimiento administrativo.

Si inicias una petición en el registro de tu ayuntamiento como mínimo te tienen que dar una respuesta por escrito. Y su obligación legal es recoger los residuos domésticos generados en los hogares ¿no es el caso de tu termómetro roto? No van a ir a tu casa a por el mercurio, pero quizá aclaren al operario del punto limpio cómo tiene que recoger los termómetros rotos.

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