Publicado en: Un viaje hacia el activismo por Ma Luisa Toribio. Texto original


Las abejas, insectos clave para la biodiversidad y la agricultura, están en declive. 

¿Qué está pasando? Muchas abejas mueren, otras enferman, las hay que se desorientan y no son capaces de regresar a la colmena. Proliferan las investigaciones, los informes, las campañas en defensa de las abejas... ¿Por qué tanto interés?

En su vuelo de flor en flor en busca de alimento, transportan el polen y se convierten en un aliado esencial para la reproducción de las plantas. La inmensa mayoría de las plantas silvestres con flor y la tercera parte de los cultivos que nos alimentan son polinizados por animales. Y las abejas son el principal polinizador.

Manzanas, peras, melocotones, almendras, aguacates, ciruelas, cerezas, fresas, tomates... una interminable lista de frutas y verduras son polinizadas por las abejas. Y también lo son otros cultivos, como la alfalfa, tan importante para la alimentación del ganado. Sólo en Europa, más de 4.000 cultivos dependen de la polinización.

En el continuo declive de las abejas, el modelo de producción agrícola juega un papel importante:

  • Los monocultivos han hecho que se pierda la biodiversidad en los campos y las abejas no pueden encontrar la variedad de alimentos que necesitan.
  • El uso de plaguicidas tóxicos las envenena. Hay un tipo especialmente dañino, los neonicotinoides, que afectan al sistema nervioso de las abejas y de otros insectos polinizadores.

Se ha conseguido que la Unión Europea prohíba algunos de estos insecticidas tóxicos, pero es sólo un primer paso, parcial e insuficiente. En España todavía están autorizados más de 300 productos peligrosos para las abejas.

Es urgente que se prohiban los pesticidas más dañinos y que se apoye decididamente la agricultura ecológica que además de respetar la naturaleza, produce alimentos saludables, genera más empleo que la agricultura industrial y sirve de impulso al desarrollo rural.

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