Publicado en: Only Birds por Carmen Azahara. Texto original


La migración a finales de marzo y comienzos de abril empezó a despuntar. Después de la grulla, encontré una alondra totovía, la sexta cita para la isla de esta especie. Además, con la estación a mi cargo, nos visitaron esta pareja de picogordos y pude anillar el noveno registro de zorzal charlo. A su vez, hemos tenido varias citas de tarabillas comunes y colirrojos tizones. Mis queridas aves, tan consideradas, se esfuerzan para que me sienta como en casa. 

Los mosquiteros, las currucas capirotadas y los reyezuelos sencillos empezaron a llegar, junto con los petirrojos y las collalbas grises. Asimismo, la cerceta americana y la serreta chica, que estuvieron con nosotros todo el invierno, ya marcharon. Buen año para los acentores, en el 2015 sólo se anillaron cuatro ejemplares, mientras que en este ya llevamos más de treinta marcados. 


Por fin pude apreciar la belleza de los pinzones reales en una jornada de anillamiento, la primera golondrina se dejó ver y además pudimos marcarla, y los más de trescientos chorlitos dorados que descansan en los campos aledaños al "Gretchen loch" se muestran muy elegantes con su plumaje nupcial. Todo iba por buen camino y mejorando cada día a principios de abril, pero el tiempo cambió, de nuevo se instaló el frío y el fuerte viento del oeste. 


Ahora nos encontramos en un momento de espera, donde no podemos abrir la estación y resulta bastante difícil encontrar el mejor momento para seguir con los censos. Las trampas de Helgoland tampoco ofrecen buenos resultados, sólo aparecen algunos residentes y contadas recapturas de mosquiteros y petirrojos. 

Mientras "rescato" corderitos recién nacidos que no son capaces de bajar rocas y seguir a su madre, no me queda otra que volver a forrarme de abrigos y seguir esperando a que los vientos cambien. 


Puedes leer y comentar el artículo completo en Only Birds