Publicado en: ambientologos por Ambientólogos. Texto original
Venga, haber si topan de quien hablo jejejee.
Como no hacerlo si me despiertas con una sonrisa. Tanto color que irradias, tanta energía ahí pa recibir. Si solo basta con abrir bien los ojos.
Como no enamorarme de ti si lo primero que toca mis ojos son los tuyos con fuego incandescente. Con tantas ganas de vivir, con tanta fuerza que solo de tu seno podría surgir tanta vida. Sin importar las tormentas, sin importar los humores, sin importar que los perros ladren en las políticas internacionales. Tú continúas siendo dador de vida.
Como no enamorarme de ti si siempre regresas. Me has dejado sólo, o viéndote a medias, pero siempre vuelves a visitar mis pasos. Como no, si también agitas mi sangre y la pones a bailar al vaivén de la marea. Que sin importar mi alergia siempre querré intentar acariciar tu pelaje. Tanta luz en tan pequeño animal-astro. Tanta fuerza en un ser tan lejano.
Como no enamorarme de tu bestialidad y fuerza. Si me sorprenden tus berretas y también tus llantos tenues. Si me encanta ver como reverdeces, como fluyes, como masticas la tierra y llenas los cantaros. Que si tocas mi piel: ese frío cala hondo para convertirse en fuego. Como no enamorarme de ti si te amo tanto como te temo.
Como no enamorarme de tus ojos verdes que cada vez se hacen más grandes. Que no entienden de fronteras, barreras o ideologías y sólo crecen. Con tanta vitalidad ahí contenida, tanta sabiduría que ha pasado por tu estirpe, tanta vida que contienes en tu piel. Como no enamorarme de ti si en ti viven tantos como viven en mí. Si somos hermanos de historias y vidas.
Como no enamorarme de tus múltiples personalidades. Si cada día es una nueva aventura, si cada instante revelas una sorpresa. Sonrisas, caricias, platicas, gritos, sangre, odio, coraje,… nos ha pasado por encima, lo hemos hecho personal y hemos (a veces) intentado rectificar el camino. Nos hemos lastimado tantas veces, nos hemos ofendido otras tantas y a pesar de eso aquí seguimos. Caminando con rabia y dignidad condensada.
Masasiui Tenorio
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