Publicado en: Naturaleza en Santorcaz y otras tierras... por Alfredo Doncel. Texto original

Quince años después, he vuelto a realizar el Camino de Santiago, esta vez el portugués y acompañado de mi mujer. Tras meditarlo, no pude evitar llevar la cámara "grande" encima, a pesar de que cualquier peso extra es molesto. Como se comprenderá, fotografiar fauna no era el objetivo de tanto esfuerzo, pero alguna vez no pude evitar inmortalizar algo de lo que ahora vengo a mostrar.

Aún no había amanecido cuando ya habíamos cruzado el Miño para entrar brevemente en Portugal, y después, con los primeros rayos de Sol, los gorriones se calentaban en Tui, ya en Galicia.

Dos gorriones macho (Passer domesticus) se desperezan al sol
Aunque los primeros días superamos los 30º C, las noches gallegas son frescas y los pobres reptiles buscando el calor del asfalto por la mañana, sufrían nefastas consecuencias.

Culebra bastarda (Malpolon monspessulanus) tirada en una cuneta
Detalle de la culebra, una vez sacada al asfalto para comprobar
la característica "ceja" prominente de las culebras bastardas
Eslizón tridáctilo (Chalcides striatus)
Tras una maratón de 43 km acabamos mojándonos los pies en la playa de Cesantes, encontrando allí un ave amante de aguas someras, pero descansando en una barca.

Andarríos chico (Actitis hypoleucos)
Atravesando prados y manchas de arbolado eran varios los pájaros que nos acompañaron al día siguiente y que posaron tranquilamente:

Tarabilla común (Saxicola torquata)
Corneja negra graznando (Corvus corone)
Antes de llegar a Pontevedra el segundo día y bajo un sol de justicia, decidimos burlar el camino oficial y dar un rodeo por una variante, a la sombra de la vegetación de ribera del río Tomeza. Bajo alisos y álamos, algunos caballitos del diablo buscaban zonas soleadas para mostrar sus colores y acotar su trozo de orilla del río

Agrion virgo?
Tras el calor y palizón de los primeros días, hicimos un alto en el camino en Pontevedra para acercarnos a la Isla de Ons, que forma parte del Parque Nacional de las Islas Atlánticas. Acantilados y pequeñas playas de arena blanca sirven de zona de alimentación y paso a algunas aves marinas, así como a curiosos artrópodos.

Vuelvepiedras (Arenaria interpres) con su plumaje ya de invernada
Chorlitejo grande (Charadrius hiaticula)
Una enorme araña en su tela
Gran libélula cernícalo del género Cordulegaster
Papilio machaon
Dos de las abundantes gaviotas patiamarillas adultas (Larus michahellis)
En esta foto una joven patiamarilla
Gaviota argéntea (Larus argentatus)

El tercer día de andadura, tras la caminata, nos relajamos en las aguas termales de Caldas de Reis. Allí muchas avecillas mojan sus patas en el Río Umia.

Río Umia
Lavandera cascadeña joven (Motacilla cinerea)
En las orillas del Sar, como el título de una de las obras cumbres de Rosalía de Castro, varias garzas buscaban su sustento.  

Garza real (Ardea cinerea)
Y aquí acaba la parte naturalística de nuestro viaje que es de lo que trata este blog, el resto de aspectos de un viaje como este queda en nuestro recuerdo.


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