APP, GIS y redes sociales: Los Judas de la Biodiversidad

Os voy a contar una historia de terror de la que tal vez no habéis oído hablar mucho, pero igual os sentís protagonistas y cómplices en alguna medida. Ciudadanos, montañistas, miembros de sociedades de conservación, ecologistas, naturistas, biólogos, cartógrafos y cualquier personal de este ámbito que ayudáis a proteger la biodiversidad. Prestar atención porque después de leer esto veréis mi trabajo, el vuestro, y el ocio de todos con ojos de desconfianza. Siéntense, agárrense a la silla, y lean. La historia de terror dice así:

Hacemos apología de la protección de la biodiversidad y, más concretamente, con especies endémica y amenazadas, teniendo precaución y legislación que obliga a no mostrar información cartográfica que pudiera ofrecer datos sensibles de nuestras especies. Para ello empleamos las típicas cuadrículas UTM o manchas de distribución, metodología empleada incluso por los "creadores" de la propia Directiva Hábitats. Y pregunto yo... ¿es suficiente preservar esta intimidad de la especie? ¿O se nos ha olvidado un dato importante? Tal vez... ¿preservar también la referencia de su hábitat?

Planteemos una especie protegida por la Directiva Hábitats, por ejemplo la sanguijuela. Y preservemos su intimidad generando un mapa de distribución con una cuadrícula UTM de 10x10 kilómetros que impide localizar a la especie de forma precisa. Tenemos 100 km cuadrados que se nos vienen encima para no poder molestar a la especie o extinguirla. Pero metamos una capa adicional de masas de agua, por ejemplo de la Directiva Marco del Agua, y veamos qué ocurre. Preservo la intimidad de la especie con una cuadrícula, la complemento con una masa de agua y ya tengo asegurado el lugar donde farmacéuticas pagarán una generosa cuantía económica por expoliar ejemplares de esta especie y que miles de famosas se hagan cirugías plásticas en la cara a costa de estos pobres invertebrados. Un triste ejemplo de cómo dos directivas pueden aunar fuerzas para matar.