Publicado en: manuelmedioambiente por Manuel Oñorbe. Texto original
Actualmente España cuenta con 15 Parques Nacionales que ocupan una superficie total de 381.716,49 hectáreas (un 0,76% del territorio español). A punto de aprobarse la nueva Ley de Parques Nacionales, y recién declarado el Parque Nacional de Guadarrama cabría preguntarse cuál será el 16º espacio que alcance la máxima figura de protección.
La nueva normativa no apunta muchos más requisitos que los recogidos en la actual Ley, quizás el cambio más significativo se refiere a la superficie mínima necesaria para declarar un Parque Nacional, que se eleva de 20.000 has a 25.000 has en territorios peninsulares. Para que una zona sea designada con esta figura, debe ser representativa de su sistema natural, tener una superficie amplia y suficiente para permitir la evolución natural y los procesos ecológicos, predominar ampliamente las condiciones de naturalidad, presentar escasa intervención sobre sus valores naturales, continuidad territorial, no tener genéricamente núcleos habitados en su interior, y estar rodeado por un territorio susceptible de ser declarado como zona periférica de protección.
Siguiendo estos criterios, en el año 2006, el Organismo Autónomo de Parques Nacionales, publicaba un estudio denominado:”Identificación de las áreas compatibles con la figura de Parque Nacional en España”. En base a ello, se ofrecía una propuesta de 44 áreas naturales con aptitudes óptimas para ser declaradas con la máxima figura de protección. Con la finalidad de realizar una primera aproximación acerca de cuál podría ser el siguiente Parque Nacional aprobado, a continuación se citan aquellos espacios que ofrecieron un nivel de valoración más alto (sin incluir los ya declarados):
REGIÓN EUROSIBERIANA
REGIÓN MEDITERRÁNEA
REGIÓN MACARONÉSICA
Es probable que ninguna de estas propuestas llegue a materializarse nunca tal y como se plantearon. Cabe citar como ejemplo, que si bien la Sierra de Guadarrama, fue incluida en el estudio, no fue valorada con unos niveles de calidad tan excepcional como otros espacios y, sin embargo, ha sido el más recientemente declarado.
No hay duda de que la designación de un Parque Nacional es un proceso largo y complejo que obedece no sólo a criterios técnicos y ambientales. Como apunta Eduardo Martínez de Pisón la red de Parques Nacionales española “es producto más de la historia que de la geografía, de azares, coyunturas, oportunidades y voluntades que de un calco sistemático o de un plan y una selección coherente del territorio susceptible de conservación”.
Cualquier nuevo Parque Nacional requiere un amplio consenso con las Comunidades Autónomas y los municipios implicados. De hecho, una iniciativa de este tipo corresponde a las comunidades autónomas; y requiere el apoyo del Ejecutivo y el refrendo de las Cortes.
Desde el punto de vista de la representatividad de los ecosistemas presentes en la red de Parques Nacionales, todavía faltan por reconocer muchos sistemas naturales como por ejemplo los subdesiertos, del Ebro, de Andalucía Oriental o del archipiélago canario. Asimismo existen grandes carencias en lo que respecta a la protección del mar.
Además es probable que la nueva declaración del Parque Nacional se realice en alguna Comunidad Autónoma que todavía carezca de esta figura.
Algunas de las propuestas que más han sonado en los últimos años han sido: el Archipielago Chinijo (Lanzarote); el Parque Nacional de zonas áridas marítimo-Terrestre de Fuerteventura; el Parque Nacional de Monegros (Zaragoza); el Parque Nacional de los subdesiertos de Almería; el Parque Nacional Posets-Maladeta (Huesca); el Parque Nacional Cabo de Gata-Níjar (Almería); o el Parque Nacional marítimo “El Cachucho” (Asturias).
No cabe duda de que una vez cumplidos los requisitos ambientales, la pujanza de la Comunidad Autónoma correspondiente, juega un papel crucial en la carrera hacia la declaración del Parque. Adicionalmente pueden existir otras cuestiones de carácter económico, político o estratégico que inclinen la balanza en un sentido u otro.
Dicho lo cual, y una vez analizados cuáles son los espacios con unas condiciones ambientales óptimas, qué áreas han sido tradicionalmente más señaladas y tras apuntar qué factores pueden influir en la elección de un Parque Nacional, cabe concluir que aventurarse a elegir el 16º Parque Nacional es tarea cuanto menos complicada.
En el momento actual, los espacios que podrían reunir unas mejores condiciones para alcanzar la máxima figura de protección de la legislación española podrían ser alguna de las tres islas Canarias que no cuentan todavía con esta distinción, es decir, Fuerteventura, Gran Canaria y El Hierro.
En contra de Fuerteventura habría que señalar los intereses estatales que están surgiendo para realizar prospecciones petrolíferas frente a sus costas orientales; así como la reciente declaración de un campo de tiro del ejército, como “de interés para la defensa nacional” dentro de la zona propuesta para Parque Nacional marítimo-terrestre de zonas áridas. Gran Canaria, no reúne las condiciones de calidad ambientales suficientes como para lograr la declaración de Parque Nacional, al menos si la comparamos con el resto de islas del archipiélago.
Respecto a “El Hierro”, el estudio analizado valoró positivamente el área marítimo-terrestre conocida como la “Frontera y Mar de las Calmas” situada al sur y oeste de sus costas. Añadir que esta isla ha sido castigada por las recientes erupciones volcánicas, por lo que la declaración de un Parque Nacional marítimo podría suponer un impulso económico importante para sus habitantes.
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