De acentores alpinos y mi mochila

Publicado en: Only Birds por Carmen Azahara. Texto original


Durante esta semana he estado dos días en el PN Sierra de Grazalema (Cádiz), para ver el mirlo capiblanco. Curiosamente he visto de todo menos la especie que iba a buscar. Tal vez ya no se encuentran los mirlos en la zona, ya que, si no me equivoco, las últimas citas tuvieron lugar en enero. (Si sabéis de alguna observación en febrero en este espacio natural, por favor, compartidla en un comentario). En definitiva, cosas del pajareo. 



En estos dos días, nos hemos centrado especialmente en el Cerro Coros, el cual se llega desde el Puerto de las Palomas. Como el primer día, entre otras especies que ya os contaré, pude ver un acentor alpino con el telescopio justo cuando ya habíamos bajado, decidimos volver y ser más pacientes para así tener alguna foto del momento. 

Subimos hasta el punto geodésico, y después de esperar un buen rato, bajamos un poco por el cerro para sentarnos a esperar más tiempo. Ni rastro del acentor. El caso es que, mientras bajábamos, me di cuenta de que me había olvidado mi mochila en el punto geodésico. Maldiciendo mi torpeza, subí lo más rápido que pude para recogerla. 


Justo cuando rápidamente ya le estaba echando mano a mi mochila, pegué un salto porque me asusté al no esperarme lo que pasó: salieron volando a menos de dos metros del punto geodésico nada más y nada menos que ¡siete acentores! Después de la sorpresa, éstos se posaron en torno a la zona, algunos se me quedaron mirando con el mismo asombro que yo les miraba a ellos, otros se dispusieron a buscar alimento por la planicie. 


Llamé a Vicente con gestos para no asustarlos con gritos. Estuvimos un buen rato disfrutando de su compañía hasta que llegaron unas nubes que nos envolvieron y nos dejaron sin visibilidad, por lo que tuvimos que irnos. 


Y ahora yo me pregunto ¿por qué se agruparon los acentores en torno a mi mochila? ¿Fue casualidad o tuvieron curiosidad por este nuevo elemento en su medio? No sería la primera vez que observo comportamientos similares. Sea casualidad o no, la anécdota nos hizo reír. 

Vicente: - ¿No querías acentores? ¡Pues toma siete! jajaja





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