Publicado en: Only Birds por Carmen Azahara. Texto original
"La historia del anillamiento como método científico para el estudio de las migraciones de las aves comenzó en el año 1899, en un lugar de Dinamarca llamado Viborg, cuando H.Christian Mortensen marcó una serie de estorninos pintos Sturnus vulgaris con anillas metálicas con remite (el propio nombre del anillador) y numeradas correlativamente. [...] Es Mortensen, por tanto, el iniciador del método tal y como hoy lo conocemos, y el que comprobó inmediatamente su éxito para la obtención de información sobre los movimientos de los individuos."
Justo este fragmento del Manual para el Anillamiento Científico de Aves es lo que tenía en mente cuando estuve anillando estorninos durante los últimos días de mi periodo de formación junto con Edorta en Urdaibai. En mis manos tenía la especie con la que se empezó el seguimiento y marcaje para poder descubrir y entender a nuestras amadas aves, especialmente en sus desplazamientos de diversa índole. Me sentí abrumada, qué mejor cierre de mi preparación para el examen.
Aún no sé explicármelo, cuando me preguntan, ¿y cómo es que elegiste València?. Simplemente lo sentí, sabía que tenía que ir allí. Tal vez, si pudiéramos preguntarle a las aves cómo saben cuándo y dónde tienen que migrar, contestaran algo similar. Fue una de las mejores elecciones de mi vida. Tengo que agradecer a Pablo Vera, mi avalador, que desde el primer momento en que nos conocimos, él estuviera dispuesto a formarme y preocuparse por mi aprendizaje. Son momentos que jamás podré olvidar y que hacen que yo sienta también deseos de hacerme responsable de la formación de otras personas con mi mismo sueño y amor hacia las aves.
Un ambiente totalmente diferente a los que había conocido antes, en València pude comenzar a pertenecer a un grupo, donde me enseñaron un motivo científico a esta práctica, a plantearme primero las preguntas antes de buscar respuestas. Empecé a apasionarme por el anillamiento, contagiado por mis compañeros y compañeras, tanto ya anilladores como en formación, los cuales siempre se preocuparon también de que estuviera bien informada. Compañer@s de mi grupo Pit-roig, decir "muchas gracias" se queda corto.
Para ampliar horizontes y conocer más, viajé, especialmente con la ayuda de los voluntariados, a anillar a otros lugares de la Península. A todos los anilladores que he conocido en este tiempo también quiero darle las gracias, porque de todos ellos he aprendido maravillosas lecciones que tendré siempre presente durante el resto de mi vida.
Por supuesto, no puedo olvidar a mi amada Fundación Migres, porque siempre seré "migrera". El equipo de trabajo de la fundación fue quien me dio la primera oportunidad que tuve para adentrarme en el mundo de la ornitología. Confiaron en mí y me trataron como a una más del equipo en todo momento durante la campaña del 2009. Y fue así como descubrí que mi razón de ser son las aves. Por tanto, que fuera Alex Onrubia mi examinador de la parte práctica, fue para mí un gran honor que enlazaba mi deseo de ser anilladora con el origen de mi pasión pajarera. A él y a por los que siempre seguirán siendo mis compañeros migreros junto con los que fueron mis voluntari@s (algunos de ellos son compañeros anilladores actualmente) y al equipo de GOES, con los que tuve mis primeros contactos con el anillamiento durante este periodo, mi agradecimiento con todo el cariño del mundo por haberos cruzado en mi camino.
Y como no, Edorta y Jose Mari de Urdaibai Bird Center han sido mis grandes consejeros, los cuales me apretaron las tuercas hasta el último momento. Siempre me trasmitían su confianza en mí y mis habilidades. Más que una aprendiz, me hacían sentir como a su compañera de gremio. Fueron los causantes de que yo sintiera por primera vez que ya era anilladora científica. Ese sentimiento fue el último detalle que necesitaba para poder enfrentarme al examen. "Y ante todo, disfrútalo" fue el consejo de despedida de Jose Mari cuando marché a Cádiz, y uno de los mejores que me han dado. Muchas gracias a los dos.
No todo ha sido un camino de rosas, también me he encontrado con gente indeseable, que me ha discriminado por el hecho de ser mujer, que ha intentado desilusionarme, hacerme sentir inferior. A todas estas personas, también os voy a dar las gracias. Sin ustedes jamás habría tenido tanta fuerza y coraje para luchar por mi sueño. Siento tener que daros esta noticia, lo he conseguido.
Sé que más que un final, haber aprobado los requisitos para ser anilladora científica del CMA es realmente el comienzo. Ahora puedo poner en práctica todo lo aprendido y seguir la filosofía moderna, científica y emprendedora del anillamiento que me han transmitido en mis dos años de formación. Formación que acaba de empezar...
Puedes leer y comentar el artículo completo en Only Birds