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El control del clima siempre ha sido un anhelo de la humanidad y numerosos campos se han interesado por su manipulación desde el principio de los tiempos, desde la magia más arcaica hasta la ciencia más avanzada en la actualidad. Un ejemplo de este poder tan deseado por el hombre lo encontramos en la Odisea de Homero, cuando Eolo, Dios de los vientos, regaló a Ulises y su flota los cuatro vientos en una bolsa. Sin embargo, mientras Ulises dormía, los marineros abrieron la bolsa queriendo encontrar un tesoro, y perdiendo así el rumbo a causa del vendaval resultante. En la actualidad, podemos encontrar varios ejemplos de manipulación climática llevada a cabo por algunos estados y que han levantado una cierta polémica desde hace ya algunos años.
La siembra de nubes
Uno de ellos es la famosa “siembra de nubes”. Esta técnica consiste en bombardear con algunas sustancias como yoduro de plata o hielo seco (CO2 congelado) las capas bajas de la atmósfera con el propósito de alterar los procesos microfísicos de las nubes y conseguir aumentos de precipitación o alteración de los bancos de niebla, entre otros. A grandes rasgos, sus resultados son postivos tal y como asegura la Organización Meteorológica Mundial, aunque ciertamente su efectividad depende de múltiples factores tales como el tipo de nubes donde se haga la siembra, la velocidad del viento y su dirección, la orografía, etc. Un caso famoso donde se aplicó la siembra de nubes fue durante los Juegos Olímpicos del año 2008 en Pekín, en este caso para evitar que lloviera durante la ceremonia de apertura. Esta técnica, desarrollada por Israel y muy utilizada por China, también ha querido ser implantada en laComunidad de Madrid por Esperanza Aguirre hace unos años, llegando el proyecto a una fase bastante avanzada en la que se pretendía crear nieve en la Sierra Norte de Madrid. La parte polémica de la siembra de nubes es que, como ya hemos comentado, se estimula a ciertas nubes potencialmente cargadas de humedad a que descarguen sus higrometeoros en un punto y momento concretos, alterando por completo el normal desarrollo de la precipitación y privando de esta forma a ciertos territorios de su lluvia habitual.
HAARP: Un proyecto con demasiadas sombras
Pero el paradigma de la manipulación climática no es otro que el proyecto HAARP (High Frequency Advanced Auroral Research Project). Objetivo de multitud de teorías alternativas, fruto de la opacidad del proyecto en cuestión, se trata de unas instalaciones militares situadas en Gakona, Alaska, en donde se está desarrollando un misterioso proyecto financiado por la Fuerza Aérea y la Marina de los Estados Unidos, el cual consta de 180 antenas que, funcionando en conjunto, son capaces de actuar como una sola antena que emite 1 GW =1.000.000.000 W, o lo que es lo mismo: un billón de ondas de radio de alta frecuencia.
Oficialmente, el objetivo de HAARP es estudiar las propiedades de la ionosfera y potenciar los avances tecnológicos que permitan mejorar su capacidad para favorecer las radiocomunicaciones y los sistemas de vigilancia (tales como la detección de misiles) emitiendo aritificalmente pulsos que estimulen a la ionosfera y creen ondas que pueden recorrer grandes distancias a través de la atmósfera inferior e incluso penetrar dentro de la tierra. Por tanto, el HAARP tiene el potencial para actuar como el más potente calentador ionosférico del mundo. Y es por esto por lo que muchas personas lo consideran como el arma geofísica y, por ende, climática más sofisticada de la Tierra. Aunque existe una corriente de opinión que intenta desprestigiar estas sospechas con adjetivos tales como conspiracionistas, lo cierto es que las teorías que afirman que el proyecto HAARP puede ser un arma climática con un potencial nunca antes visto han venido desde instituciones tales como la DUMA (el parlamento ruso) que en agosto de 2002 elaboró un comunicado de prensa sobre dicho proyecto, escrito por los comités de defensa y asuntos internacionales, y firmado por 90 representantes y presentado al presidente Vladimir Putin. El comunicado de prensa decía lo siguiente: “Los Estados Unidos están creando nuevas armas integrales de carácter geofísico que puede influir en la tropósfera con ondas de radio de baja frecuencia… La importancia de este salto cualitativo es comparable a la transición de las armas blancas a las armas de fuego, o de las armas convencionales a las armas nucleares. Este nuevo tipo de armas difiere de las de cualquier otro tipo conocido en que la tropósfera y sus componentes se convierten en objetos sobre los cuales se puede influir”. El Parlamento Europeo, en una resolución del 28 de enero de 1999 sobre ambiente, seguridad y política exterior (A4-0005/1999), también señaló que debido a los potenciales efectos de las actividades realizadas por el proyecto HAARP, estas eran de trascendencia y envergadura mundial, por lo que solicitaba que fuera objeto de una evaluación en lo que se refería a sus repercusiones sobre el medio ambiente local y mundial y sobre la salud pública en general. En esa misma resolución del Parlamento Europeo, se pedía que se celebrara una convención internacional para la prohibición mundial de cualquier tipo de desarrollo y despliegue de armas que puedan permitir cualquier forma de manipulación de seres humanos. La polémica continuó hasta 2010, cuando varios físicos rusos acusaron a Estados Unidos de ser los responsables de la intensa ola de calor rusa que originó numerosos incendios y duplicó la mortalidad en aquel país. Afirmaban que el proyecto HAARP no es solo un medio de investigación, sino una potente arma que modifica el campo eléctrico y provoca cambios climáticos a nivel mundial.
El HAARP Ruso: SURA
Por su parte, Rusia no se quedó atrás y puso en marcha ya en el año 1981 un proyecto de características muy similares a HAARP, esta vez con la denominación de SURA ubicado cerca del pequeño pueblo de Vasilsursk a unos 100 km al este de Nizhniy Novgorod. Sura es capaz de irradiar cerca de 190 MW, potencia radiada efectiva (PRE) en ondas cortas. La dimensión de estos complejos proyectos es tal que algunas personas de Estados Unidos tales como el meteorólogo americano Scott Stevens y otros de sus colegas acusaron a Rusia de estar detrás de ciertas actividades que tuvieron como consecuencia el huracán Katrina en 2005.
Para acabar
Así pues, la presencia de proyectos científicos de estas características tales como la siembra de nubes, los programas HAARP y SURA y otros como la creación artificial de relámpagos ponen de manifiesto que realmente existe una intención clara de manipular los elementos del clima y plegarlos a los deseos de algunos estados como Estados Unidos, Rusia, China y la Unión Europea. Y aunque no existen evidencias claras de que se vayan a utilizar como armas climáticas, lo cierto es que estos proyectos tienen el potencial para ocasionar catástrofes de enormes magnitudes tales como huracanes y terremotos y que lo único que lo puede impedir es la buena voluntad de los responsables de dichos proyectos.
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