El medio ambiente en los tiempos de la crisis

Publicado en: Pensando el territorio por esegepe. Texto original

Europa está jodida, la búsqueda de la competitividad a cualquier precio, a base de rebajar salarios y eliminar derechos, la está matando. Portugal, Grecia, España, Irlanda, Alemania,… son testigos más o menos mudos de la terquedad y casta de sus políticos –votados, ciertamente, por todos los que luego despotricamos-.

España está moribunda y más de 6.000.000 de parados así lo acreditan. No hay dinero para pagar subsidios o becas y lo único que se les ocurre a nuestros altos mandatarios es recortarlas –pero ojo con llamar a eso recorte-. La malnutrición infantil vuelve a ser un fantasma que recorre nuestro país y tertulianos televisivos que miran por encima del hombro advierten a los que intentan poner parches que no estamos en Etiopia. En un estado donde la gente busca comida en los contenedores y lo mejor que se nos ocurre es ponerle candado o multarles, ¿dónde queda el medio ambiente? ¿A quién le puede interesar lo verde si la gente no puede comer? Esa es preocupación de sólo cuatro frikis, hippies o ninis que tienen bien cubiertas las necesidades de la pirámide de Maslow y no saben pensar en otra cosa.

Al medio ambiente lo hemos aparcado porque han venido nuevos problemas, graves problemas, que lo han echado de nuestro cerrado campo de visión o, más bien, de los titulares de los informativos y, aún en la época de internet, lo que no sale en el Telediario no existe. Pero lo peor de todo es que, amparados en que todo está siempre detrás de la necesidad de crecer y “crear empleo”, están robándonos con total impunidad e, incluso, con el visto bueno de gran parte de la sociedad porque no “hay otra opción”.

Hace unas cuantas semanas pudimos leer en otro artículo los cambios legislativos que el ministerio y algunas consejerías están llevando a cabo. Por ejemplo, cómo se ha modificado la ley de costas para dar “seguridad jurídica” a los que se compraron una casita al lado de la playa y que ahora necesitan nuevas infraestructuras para que no le entre el mar al portal de su casa porque, aunque parezca mentira, el nivel del océano sigue subiendo, ya que el cambio climático ES una realidad y con los espigones, rompeolas y demás parafernalia que hemos construido en las costas, así como los embalses que hicimos a lo largo de los ríos, hemos conseguido erosionar las playas.

Pero esto no le interesa a nadie. Nos roban, porque esos terrenos son de todos, diciéndonos que es lo mejor para reactivar la economía y todos aplaudimos y nos partimos la cara con quien ose decir que esa actitud ha sido la que nos ha traído aquí. Y es que los políticos son un reflejo de la sociedad y no sabemos más que mirar a corto plazo –ejemplo gráfico: I+D-.

En 2011, el presidente de alguna confederación de empresarios provincial de Andalucía dijo que lo que le pasaba a esta región es que el medio ambiente estaba muy protegido, que lo mejor que se podía hacer para crecer era construir en las cuatro playas vírgenes que aún quedan, así como dragar el Guadalquivir –supongo que hasta Sevilla, aunque ya que se ponen que lo hagan hasta Andújar- o construir gasoductos y refinerías en Doñana, aunque nos costase el título de Patrimonio de la Humanidad. Para apoyar sus argumentos dijo que nos fijásemos en los países subdesarrollados, que tienen un “gran” medio ambiente y una economía de pobres. Todo el mundo sabe que las deforestaciones masivas de la selva siempre llevan consigo un incremento en el nivel de vida igual de desmesurado y que las urbanizaciones en las playas marroquíes, a semejanza de las españolas, han paralizado totalmente el tránsito de pateras.

Otro ejemplo, Doña María Dolores de Cospedal, que trató de vender los Montes de Utilidad Pública (MUP)castellano manchegos al mejor postor – es decir, terratenientes y grandes empresarios- para conseguir algunos millones que cubriera una ínfima parte de la deuda de la comunidad. Esa idea, que podría parecer buena si esos montes fueran suyos, supondría la venta de algo público, es decir, de todo el mundo, para, en parte, que ella pudiera seguir cobrando uno de sus numerosos sueldos en blanco. Finalmente, gracias a la lucha de grupos ecologistas y de gran parte de la sociedad, se consiguió parar algo que convertiría en cotos privados a montes forestales que están en las cabeceras de los ríos, por ejemplo.

Se están llevando a cabo graves atentados ecológicos, así como sociales y de derechos, y se le echa la culpa a la crisis sin ningún tipo de reparo y siempre bajo la premisa de que es la única solución que tenemos, cuando la verdadera culpable es la falta de unión de la sociedad. El final es el comienzo de todo, ya que volvemos al principio pero dando otra vuelta de tuerca. El uso indiscriminado o no planificado de nuestros recursos ha sido uno de los elementos que nos ha traído a la situación actual y seguimos sin darnos cuenta que para poder salir de ésta será necesario cambiar de camino.

El uso de energías renovables, por ejemplo, puede ser una fuente enorme de puestos de trabajo. Sin embargo, que nuestros políticos tan sólo miren por su futuro laboral en compañías energéticas las está frenando y a los hechos podemos remitirnos. Además, el uso racional de recursos, el turismo ecológico o el desarrollo rural son recursos que podemos aprovechar y que nos ofrece el medio ambiente, un medio ambiente que es algo de todos nosotros, de toda la sociedad, y no podemos permitir que nos lo roben como hasta ahora lo han estado haciendo por tan sólo cuatro migajas que nos pudieran caer. Claro, que para luchar por ello habrá que salir a la calle y no sólo ser el más ingenioso creando hashtags en twitter.

Imagen destacada: http://www.hikingfiasco.com/

Puedes leer y comentar el artículo completo en Pensando el territorio

Entradas relacionadas