Publicado en: 1/4 de ambiente por TxemaCG. Texto original
El amigo Alberto Vizcaíno ha expresado en un estupendo post, de los suyos, lleno de enlaces y referencias en todos los párrafos, el conjunto de preocupaciones que tiene alrededor de la técnica de la fracturación hidráulica o “fracking” y que no se diferencian mucho de las mias.
Empiezo a estar un poco cansado de que la mayor parte de la información que llega a la opinión pública sea aquella que demoniza el fracking. Si quiero leer algo que este no ya a favor pero que sí albergue dudas sobre si realmente es tan malo tengo que moverme por ambientes especializados por lo que tenemos una opinión pública muy polarizada. Y las opiniones públicas polarizadas suelen basarse en sentimientos más que en hechos (más que nada por la falta de formación) y suelen llevar a soluciones que no contentan a la mayoría de los actores implicados.
Pero trabajar con hechos no tiene que ser siempre bueno. Lo que es posible técnicamente no tiene porque ser sostenible ambiental y socialmente. La mejor forma de afrontar un tema tan espinoso como este es echar mano de las herramientas que tenemos para crear un marco en el que desenvolvernos: las leyes. Por eso promuevo esta campaña de Change (dejense de moralizar sobre la poca transparencia de Change y denme una solución igual de potente, gracias) iniciada por el propio Alberto para pedir al comisario europeo de medioambiente que vele por el cumplimiento de la normativa ambiental.
Y una última reflexión al respecto de nuestra política energética: tenemos un país con un tremendo potencial en renovables tan mal gestionado que han usado esa excusa para poner todas las piedras posibles en su desarrollo. Déjense de experimentos extracción de combustibles fósiles y apuesten de una vez por unas fuentes de energía que son enteramente nuestras.
La imagen destacada es de Ruben García Colsa.
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