La cagamos con el modelo de ordenanza de residuos.

Publicado en: productor de sostenibilidad - productor de sostenibilidad por alvizlo. Texto original

eche aquí a su políticoQuizá a estas alturas ya han tenido tiempo de leer el Modelo de Ordenanza Marco de Recogida de Residuos. ¿Han notado el toque de ecoembes caca? ¿No? Pues lean, lean…

A principios del mes de febrero se presentó la Ordenanza Marco de Recogida de Residuos, en un sarao organizado por la Federación Española de Municipios y Provincias, el  Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, y ecoembes. ¿Qué pinta una parte interesada en la elaboración de lo que pretende ser el modelo de un instrumento normativo? Pues imponer sus intereses privados por encima del interés general.

Supuestamente, la Ordenanza Marco de Gestión de Residuos pretende facilitar a los Ayuntamientos la adaptación al marco jurídico establecido por la Directiva 2008/98/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 19 de noviembre de 2008, sobre los residuos y la Ley 22/2011, de residuos y suelos contaminados. En este marco normativo se determina que la recogida, el transporte y la gestión de residuos domésticos generados en los hogares, comercios y servicios es una competencia municipal y se establece la obligación de aprobar unas ordenanzas municipales antes del 31 de julio de 2013, en las que deben regularse la gestión de este servicio en función de las características del mismo en cada municipio y de lo previsto en la Ley.

Pues, entre otros matices de interpretación, resulta que mientras en la Directiva de 2008 se dice que los Estados miembros adoptarán medidas para impulsar la recogida separada de biorresiduos con vistas al compostaje y la digestión de los mismos, el Modelo de Ordenanza Marco de Recogida de Residuos establece que la materia orgánica va a la “fracción resto”, ese cajón desastre al que los ciudadanos debemos depositar todo aquello que ecoembes no quiere en los contenedores amarillos que le pagamos con nuestros impuestos y que se recogen con las tasas municipales que nos recaudan.

Es decir, en lugar de establecer la recogida separada para dar una solución a los residuos orgánicos, tal y como se nos exige desde Europa, el nuevo modelo de ordenanza perpetúa una situación que impide el adecuado compostaje de esos biorresiduos, afectando a la calidad y posible utilización del compost que se podría obtener. Para ello la ordenanza obvia la definición de biorresiduo y los asimila a los aceites vegetales usados, demostrando que somos expertos en el arte de pervertir el lenguaje para escaquearnos de nuestros compromisos europeos.

Así pues, por cerrar esta entrada, no creo que sea muy coherente que la legislación se dicte a la medida de un agente interesado en pervertir la interpretación de la misma. Ecoembes representa a la industria envasadora y tiene por objetivo hacerle lo más llevadero posible el coste de asumir la responsabilidad por poner en el mercado productos que se convierten en residuos. Pero no debería tener tanto peso en la forma en la que se gestionan los residuos urbanos, entre otras cosas, porque su criterio genera costes al conjunto de la sociedad y nos aleja peligrosamente de los objetivos europeos.

Quizá toca reflexionar ¿queremos alcaldes y responsables públicos de medio ambiente competentes y capaces de dar respuesta a los retos que tienen que enfrentar en la materia? o, por el contrario, ¿nos conformamos con políticos que dan pena, buscando patéticamente un puesto en el sector privado para cuando acaben sus días de supuesto servicio público?

Y para entender un poco más sobre la importancia de la adecuada gestión de los residuos urbanos, priorizando en la recogida separada de la materia orgánica, recomiendo encarecidamente el visionado del documental, de poco menos de media hora, “El viaje de la Basura” condenado, con la propuesta de ordenanza, a no pasar de moda.

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