Pienso, ¿luego consumo?

Publicado en: Thymus piperella por thymuspiperella. Texto original

Cree Žižek que alguien que compra, por ejemplo, comida ecológica, no lo hace por el respeto a la naturaleza, ni tan siquiera por comer más sano, sino que su verdadera intención, enmascarada y escondida inconscientemente, es ganar un cierto apoyo o camaradería con un determinado grupo social, esto es, con gente que realmente sí está comprometido con el cuidado de la naturaleza.

Representación pictórica de Slavoj Žižek.

Representación pictórica de Slavoj Žižek.

Slavoj Žižek es un filósofo esloveno contemporáneo, cuya presencia en la actualidad académica es notable, y que encierra dentro de sí un pensamiento profundamente crítico con la sociedad actual, en concreto con todo lo que tenga que ver con el consumismo. Es de agradecer, en el mundo de hoy, la afrenta desde el pensamiento al sistema de valores occidental que lanza Žižek, como flecha que hiere y debilita una doctrina caduca e ilícita.

Como decía, este pensador mantiene que las personas o, en este caso, los consumidores, al comprar un determinado producto “social”, lo que hacen es comprar una cierta ideología o postura política. Podríamos encontrar un ejemplo ilustrativo de este fenómeno en los pañuelos palestinos, mercantilizados de manera brutal, producidos en masa y, probablemente, en condiciones de semiesclavitud. Hubo una época en que podíamos ver estos pañuelos en los escaparates de las más extendidas y vastas corporaciones textiles, ¡y en el color que quisiéramos!…y aún es extraordinariamente fácil verlos por las calles.

De este modo, el pañuelo, que en un principio simboliza el apoyo social y solidario a un pueblo (el pueblo palestino) que es humillado por otro, pasa a convertirse en una moda, en un objetivo comercial del gusto colectivo, una prenda de actualidad… Resulta desgarrador ver cómo un símbolo de los más transgresores y subversivos de los últimos años resulta transformado en un mero objeto de escaparate.

Esta es, en propias palabras de Žižek, «la más grande manipulación postcapitalista». El hecho de que, en general, el individuo puedaconsumismo sentirse solidario y humano casi exclusivamente a través del consumo, y no a través de su propia existencia, constituye un engaño mayúsculo en el que a menudo caemos, y que ha tenido un éxito rotundo. Así las cosas, ¿es esto fruto de la casualidad?, yo pondría la mano en el fuego al decir que no. Es evidente que hay quien se beneficia de este tipo de fenómenos. Después de todo, no vivimos en una sociedad precisamente igualitaria, y siempre ha habido dirigidos y dirigentes.

Y esto, aunque así lo parezca, no pretende ser uno de esos gritos hacia ninguna parte, ni un mero pataleo “sin ton ni son”. Es una invitación constructivista a que seamos un poquito más conscientes, y me incluyo a mí mismo. Porque los que nos engañan día a día muestran muchas caras, y la mayoría de semblante amable y jovial, pero no debemos caer en la equivocación de dejarnos llevar. La solidaridad ha de ser fruto de una reflexión profunda y sincera, en la que sólo tenga cabida la necesidad de uno mismo de cambiar el mundo en el que le ha tocado vivir, sin dejar que perturbaciones lucrativas externas se adentren en nuestras mentes y dirijan nuestras acciones.


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