Deriva del griego, significa «bien alimentado»y describe la condición de lagos y reservas de agua con un excesivo crecimiento de algas, lo que puede ser un serio deterioro para la vida acuática. La naturaleza de los contaminantes tiene varios orígenes siendo fundamentales los nitratos y los fosfatos, provenientes de los abonos agrícolas y los compuestos orgánicos disueltos. Estos últimos provienen fundamentalmente de las industrias donde se usan como disolventes, reactivos, etc.

Los nitratos (NH4, NO2, NO3)  y los fosfatos (H2PO4, HPO4)  existen en el agua de forma natural y se encuentran en bajas concentraciones y actúan como nutrientes de los seres vivos. Si estos elementos se concentran de forma excesiva, normalmente por acción antropogénica, generalmente llevan a la desaparición de la vida del agua contaminada, es lo que se conoce como eutrofización.

En este fenómeno se pueden diferenciar tres etapas:

Proliferación del fitoplancton, el exceso de nitratos y fosfatos en las aguas favorece un rápido y excesivo crecimiento de las algas y plantas acuáticas, que recubren y enturbian las aguas, adquiriendo estas una coloración verdosa, amarillenta o pardusca, que impide que la luz solar alcance mayor profundidad.

Degradación aerobia de la materia orgánica, producida por la acumulación en los fondos de gran cantidad de organismos fotosintetizadores muertos. Las bacterias aerobias descomponen esta materia orgánica necesitando para ello gran cantidad de oxígeno, por lo que este empieza a escasear, produciéndose situaciones de anoxia y de merma de capacidades autodepuradoras. El resultado es que, al verse privados de oxígeno, mueren también las poblaciones de animales.

Degradación anaerobia, de la materia orgánica realizada por bacterias anaerobias. Estas fermentan la materia orgánica y se desprenden sustancias como el  que proporciona mal sabor y olor de las aguas.

Imagen de Wikipedia Commons
Aunque la eutrofización se produce sobre todo en lagos y ríos de poco caudal, se han iniciado investigaciones ecológicas y geoquímicas sobre eutrofización marina y estuarios. Desde hace varias décadas se viene alertando de que los procesos de eutrofización no controlados están amenazando la biodiversidad, al verse alterada la producción primaria de los ecosistemas.

Se estima que entre el 70% y el 80% del fósforo y el nitrógeno que llevan las aguas superficiales es de origen antropogénico. Por ello en las plantas de aguas residuales urbanas situadas en zonas propensas a la eutrofización, además de los controles de otros parámetros, se tienen que analizar los contenidos en nitrógeno y fósforo total, siendo los valores máximos permitidos para poblaciones de más de 100.000 habitantes de 1 mg/l para ambos elementos.

Para conocer el nivel de eutrofización de un agua determinada se suele medir el contenido de clorofila de algas en la columna de agua y este valor se combina con otros parámetros como el contenido de fósforo y de nitrógeno y el valor de la penetración de la luz.

Medidas para evitar la eutrofización


La mejor manera de luchar contra esta forma de contaminación es disminuir la cantidad de fosfatos y nitratos en los vertidos, usando detergentes con baja proporción de fosfatos, usando menor cantidad de detergentes, no abonando en exceso los campos, usando los desechos agrícolas y ganaderos como fertilizantes, en vez de verterlos, etc. 

En concreto:

– Tratar las aguas residuales en EDAR (estaciones depuradoras de aguas residuales) que incluyan tratamientos biológicos y químicos que eliminan el fósforo y el nitrógeno.

– Almacenar de manera adecuada el estiércol que se usa en agricultura.

– Usar los fertilizantes de una forma más eficiente.

– Cambiar las prácticas de cultivo a otras menos contaminantes. Por ejemplo, posponer el arado y la adecuación de los campos para el cultivo hasta la primavera y plantar los cultivos de cereal en otoño asegura tener cubiertas las tierras con vegetación durante el invierno para reducir la erosión.