Día: 15 de octubre de 2012

atmósfera

Red Bull Stratos: superación, ciencia y espectáculo



Ayer, 14 de octubre de 2012, el austriaco Felix Baumgartner saltó desde una altitud de casi 39.000 metros, adonde llegó en una cápsula ascendida gracias a un globo de helio. De esta forma, batió varios records, entre ellos saltar desde la mayor distancia alcanzada en la estratosfera y superar, en caída libre y sin ayuda de ningún propulsor, la barrera del sonido. Este logro es ya un hito en la historia de la humanidad, aunque ayer no todas las personas lo vieran de la misma manera.

Las redes sociales fueron el lugar de encuentro de todos los ciudadanos del planeta que estaban siguiendo el evento. Hubo muchas opiniones, como siempre, a favor y en contra. Entre las opiniones positivas, se valoraba la hazaña conseguida por Baumgartner y el intento de superación de los límites humanos. Entre las negativas, se cuestionaba la utilidad de este proyecto y el patrocinio del mismo por parte de una empresa privada, que según los detractores le restaba rigor.

 



En mi opinión, la de ayer fue una hazaña impresionante, donde el ser humano volvió a poner a prueba sus limitaciones y, como tantas veces, las superó. En concreto, fue este saltador austriaco que le echó el pundonor necesario para asomarse a casi 39 kilómetros de altura, desde donde comprobaba perfectamente la curvatura terrestre, y saltar al vacío. Además, como la primeras misiones al espacio o a las profundidades marinas, demostró que podemos llegar a aquellos lugares que parecen inaccesibles.

En cuanto a las críticas, la utilidad de este experimento, por si superarse o romper los límites no es suficiente, también está relacionada con la investigación, puesto que, según afirma la página web de Red Bull Stratos, nombre del proyecto, el salto también servirá para tomar numerosos datos de los límites de la atmósfera que avancen en el desarrollo de futuras misiones espaciales (con énfasis en los trajes) y otras investigaciones de carácter médico y científico. La cápsula en la que viajaba el saltador recopiló una gran cantidad de información que será útil para el avance de la humanidad.


De la parte económica se encargó Red Bull, el gigante austriaco de bebidas y tan aficionado a financiar deportes extremos (y, por otra parte, habitual soporte de Baumgartner). ¿Acaso había otra posibilidad? No está de más recordar que patrocinar significa poner el dinero, pagar los gastos para posteriormente amortizarlos en publicidad. ¿Qué organismo público podría haber financiado un proyecto así? ¿Una universidad, un gobierno, un organismo científico? No, probablemente ninguno de ellos.


De hecho, imaginemos por un momento que el hombre, a día de hoy, 15 de octubre de 2012, no hubiera llegado al Polo Sur, coronado el Everest ni pisado la Luna. ¿Cómo creéis que sería el evento? Yo imagino a Neil Armstrong con un traje de Red Bull parecido al de Baumgartner, a Mallory e Irvine con el logotipo de Monster en sus chaquetas o a Roald Amundsen llegando al Polo Sur con tecnología de Apple.

De hecho, si retrocedemos más en el tiempo, el proyecto de Cristóbal Colónpara descubrir una ruta alternativa a las indias, que no encontró recursos económicos en Italia pero sí en los reyes españoles, hoy en día habría sido financiado por un conglomerado de empresas multinacionales que hubieran llenado de logotipos y pegatinas las velas de sus carabelas.

El capitalismo y el sistema político que gobiernan el mundo rico hace que casi todos los proyectos científicos y de investigación tengan que ser costeados con dinero privado que, siguiendo su filosofía, tendrá que obtener su recompensa. Ayer, los logotipos de la firma de Austria podían verse dentro y fuera de la cápsula, en el traje del intrépido Baumgartner o en su paracaídas, pero ello no creo que tuviera ninguna influencia en el resultado final, si exceptuamos una mayor cobertura y notoriedad, que no tiene nada de negativo.

Por lo tanto, no veo ningún inconveniente en que Red Bull haya pagado este evento, porque es posible que, de otra manera, no hubiera podido desarrollarse con éxito y quién sabe si esta y otras empresas llevadas a cabo no puedan convertirse en un punto de inflexión en la historia de la humanidad, al igual que lo fueron la expedición de Colón o el viaje a la Luna, entonces financiados por organismos públicos.

La cápsula en la que subió Felix Baumgartner hasta la estratosfera.
No nos queda otro remedio que seguir avanzando en el conocimiento humano, lo que conlleva experimentos, expediciones y hazañas de este tipo, porque estamos sumidos en una grave crisis global, no hablo de la económica sino de la ambiental, y el planeta necesita nuevos estímulos, formas de pensar y rumbos que puedan dar un giro a la situación. Esperemos que estos actos sean por el bien de la ciencia y de la supervivencia de nuestra especie. Además, las pocas veces que el capitalismo quiera hacer algo que beneficie a la humanidad o a la ciencia, no las podremos desaprovechar.

Superación: Felix Baumgartner batió ayer varios records, como romper la velocidad del sonido sin necesidad de propulsión, aunque no pudo batir uno de los objetivos, el de mayor tiempo en caída libre, pero se quedó cerca. Sin duda, para el hombre que se asomó al planeta desde 39 kilómetros de altura y saltó sin pensárselo dos veces, superación es una palabra que se queda corta.

Ciencia: la cápsula recopiló información para posteriores estudios. Sobre todo, el salto servirá para perfeccionar los trajes espaciales, ya que se podrá estudiar el comportamiento del que ayer llevaba el saltador, una vez salió al exterior.

Espectáculo: el Red Bull Stratos fue todo un baño de masas para la empresa de Dietrich Mateschitz, acostumbrado a patrocinar eventos extremos relacionados con la escalada, los saltos, las pruebas de resistencia y el mundo del motor. Red Bull ha invertido cerca de 50 millones y ya ha recaudado más de 100.
 

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