La triste muerte de Solitario George

Publicado en: El Ambiente Entero por JST Sanz. Texto original


El pasado domingo trascendió la información de la muerte de Solitario George, la centenaria tortuga de Isla Pinta, en el Archipiélago de Colón, más conocido como Islas Galápagos. El animal era el último representante de la especie Chelonoidis abingdonii, que a partir de ese momento se ha declarado extinta.

El emblemático George murió por causas naturales. La necropsia realizada tras su muerte no reveló nada anormal, excepto signos esperados de su avanzada edad, como una anómala coloración del hígado. Por lo tanto, se puede decir que murió de viejo.

Durante años, el personal del Parque Nacional Galápagos, en Ecuador, intentó de forma infructuosa la reproducción, con el fin de preservar la especie. Sin embargo, la extinción de confirmó el domingo 24 de junio a primera hora de la mañana, cuando el cuidador del animal lo descubrió inmóvil. Aparentemente, habría muerto de camino al bebedero, en un intento de la tortuga por sobrevivir cuando comenzó a sentirse mal.

Solitario George fue encontrado en Isla Pinta en 1971 por una expedición de guardaparques y científicos, que se llevaron una gran sorpresa, ya que la especie se había considerado desaparecida. En 1972, el animal fue trasladado al Centro de Crianza del parque.

Una de las últimas imágenes con vida de Solitario George.
No fue hasta más de 20 años después, en 1993, cuando los responsables del parque decidieron llevarle compañía, en este caso dos hembras de la especie Chelonoides becki, morfológicamente cercanas. Tras 15 años de convivencia, en 2008, las hembras desovaron sin éxito, ya que los huevos resultaron no ser fértiles, lo mismo que ocurrió el año siguiente.

En 2011, los análisis genéticos revelaron que la especie genéticamente más cercana a Chelonoidis abingdonii era la residente en Isla Española. Nuevas ejemplares de la mencionada especie sustituyeron así a las antiguas compañeras de George.

Sin embargo, esta asociación resultó infructuosa, ya que el animal no viviría más de un año. En el momento de su muerte, su edad estaría comprendida entre 100 y 120 años, algo que nunca logró concretarse.

40 años después de ser encontrado, el animal falleció como el último representante de su especie, a la que no pudo salvar de la extinción.


Puedes leer y comentar el artículo completo en El Ambiente Entero