Publicado en: Andanzas de un Trotalomas por Trotalomas. Texto original

En resolución, él se enfrascó tanto en su lectura, que se le pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio, y así, del poco dormir y del mucho leer, se le secó el cerebro, de manera que vino a perder el juicio. Llenósele la fantasía de todo aquello que leía en los libros, así de encantamientos, como de pendencias, batallas, desafíos, heridas, requiebros, amores, tormentas y disparates imposibles, y asentósele de tal modo en la imaginación que era verdad toda aquella máquina de aquellas soñadas invenciones que leía, que para él no había otra historia más cierta en el mundo.

El Quijote de nuestros días no habría necesitado de la lectura de libros de caballerías para que el cerebro se le secase. Le bastaría con estar al tanto de la actualidad política para entrar en un estado de enajenación (yo diría que de gracia y de olvido) que le evitase el mal trato de considerarse entre los “cuerdos” dirigentes. Las elecciones, además, son como La Tomatina; todos terminan revolcándose entre la miseria como guarros, con la diferencia de que en la fiesta de Buñol se ríen todos con todos y en las elecciones –triste remedo democrático a día de hoy– son los políticos quienes se ríen de los ciudadanos.

Las últimas semanas han sido pródigas en frases y noticias que permiten otorgar a la clase política algunas de las distintas acepciones que da la Real Academia al sustantivo que detentan. Veamos algunas de ellas.

Ayer mismo los eurodiputados socialistas españoles rectificaban su voto sobre los gastos de viaje. Recordemos que hace un par de días varios grupos políticos votaron en contra de una propuesta de IU-Los Verdes de eliminar los vuelos en primera clase (business class) para los eurodiputados y congelar los salarios. Entre los que se negaron estaban los socialistas retractados que alegan ahora que “se equivocaron” (sí, como la paloma de Alberti) al votar en contra de la propuesta de volar en turista. Me pregunto, ya que parte del trabajo de estos señores, señoras, señoritas y señoritos es la emisión de voto a la hora de tomar decisiones, qué habría pasado si en lugar de estar votándose las comodidades de su viaje se estuviera decidiendo sobre la implicación en una guerra o no. Por ejemplo.

Desde el Partido Popular no se retractan, dicen que no era el momento de someterlo a decisión o afirman, en voz de Vidal-Quadras, que “volar en business es una necesidad”. Nadie niega que viajar en las mejores condiciones posibles sea algo deseable ya que es parte del trabajo de un eurodiputado. Es más, si ahora lo hacen así y se “equivocan” al votar, no quiero ni pensar que ocurriría si lo hicieran en clase turista. ¡Sería una debacle! Es más, pobres de ellos, tienen que descansar durante todo un día antes de volver a casa y volar al siguiente, y nada tiene que ver con el cobro de la dieta de 304 € diarios que denunciaba la eurodiputada Nikki Sinclaire. Si volasen en turista tendrían que “descansar” a la ida y a la vuelta, claro, y al final nos saldría más caro a los contribuyentes. Recordemos que ellos promueven la austeridad hasta en los pequeños detalles. Y el señor Vidal-Quadras, que también lo sabe, vela por nuestros intereses en estos tiempos de crisis y con una tasa de paro de más del 20% (INE dixit).

Entretanto, en Andalucía los socialistas también piden disculpas por “el caso de los ERE”, una serie de irregularidades en expedientes de regulación de empleo incentivados por la Junta. Resulta curioso que, a un día de entregar a la juez las actas de los Consejos de Gobierno (y tras numerosas negativas a hacerlo), cuando aún no han sido ni abiertas, ya se estén excusando. Si sabían que había irregularidades –la petición de perdón así parece confirmarlo– ¿a qué venía, entonces, la negativa de colaborar con la Justicia? Si pretendían cubrir la “equivocación” lo que han conseguido es cubrirse de gloria. Y, cuando se destape todo, posiblemente de algo que no olerá precisamente a la misma.

Por otro lado, se hacen públicas las fotografías de Rajoy subido a un barco perteneciente a unos narcotraficantes gallegos hace un par de años. Obviamente, que aparezcan ahora obedece a medidas electoralistas, a desacreditar al contrario. Con el líder del PP es necesario hacerlo, no porque no meta la pata (que lo hace, metiendo incluso a la familia o a una niña de por medio), sino porque desde su postura facilona no dice nada que no se sepa, ni aporta nada a una oposición innecesaria, por otro lado, vistas las continuas meteduras de pata del Ejecutivo. Así que, como en boca callada no entran moscas, Rajoy se niega a hablar sobre su presencia en el barco mientras que miembros de su partido indican que esa visita no estaba programada. Vamos, que pusieron al hombre en un compromiso y no supo decir que no. Desde aquí, le aconsejaría recibir alguna lección que otra de los europarlamentarios de su partido, a los que no se les caen los anillos por negarse a aceptar las propuestas inesperadas que les hacen. Ah, y a quienes le acusan, preguntarse por qué se produce tanto revuelo en torno a la subida del político al barco y no sobre los motivos de que, sabiendo que es un barco de narcotraficantes, este no ha sido requisado y sus propietarios juzgados.

Para terminar, ya que las nucleares están tristemente de moda (máxime tras el nuevo terremoto en Japón y los problemas que está teniendo la central nuclear de Onagawa, que viene a sumarse a la de Fukushima), os dejo algunas de las afirmaciones que, sobre esta energía, han pronunciado los políticos en los últimos tiempos (tomadas del blog de Greenpeace):

“Temer a la energía nuclear es como tener miedo a los eclipses de luna o de sol”. Miguel Sebastián, ministro de industria, comercio y turismo. 16 de febrero de 2010.

“La energía nuclear es más barata y más limpia a día de hoy”. Mariano Rajoy, presidente del Partido Popular. 5 de marzo de 2011.

“Yo esperaría que de estas experiencias [Fukushima] todo el mundo dijese: las centrales son capaces de aguantar un terremoto y un tsunami”. María Teresa Domínguez, presidenta del Foro Nuclear.

“Desde que existen las centrales nucleares, el único accidente verdaderamente grave ha sido el de Chernóbil”. Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid. 14 de marzo de 2011.

“Garoña es tan segura como las centrales francesas, suecas o estadounidenses de su mismo diseño”. Carmen Martínez Ten, presidenta del Consejo de Seguridad Nuclear. 9 de junio de 2009.

“Si quieren que todas nuestras centrales [nucleares] sean capaces de aguantar el impacto de un avión Boeing 747, pues tendremos que cerrarlas todas”. Santiago San Antonio, director general de Foratom. 29 de marzo de 2011.

Pues nada, la nuclear es más barata (porque se externalizan sus costes y los de la gestión de sus residuos) y España la necesita para no tener que importarla de Francia. ¡Ah, no, que eso tampoco era del todo así!

En fin, a ver si algún día se hacen realidad las palabras de Luis Miguel Domínguez,

“La naturaleza es un todo. Si no es así, y vamos a crear compartimentos en la gestión de los recursos naturales, estaremos metiéndola en el mismo saco que los yogures, las botellas de vidrio, las bolsas de la basura, las lavadoras, y mis calzoncillos. La naturaleza es otra cosa.
¿Y quién puede dar a entender esto a la sociedad? Lo que saben, y los que saben no son siempre ellos (los políticos, en el contexto). Los últimos problemas medioambientales serios que ha padecido España, me estoy refiriendo al Prestige, o a los incendios forestales, o a la pérdida de iconos vivientes, como el lince ibérico, que se nos extingue… siempre, cuando analizas estas cuestiones, ves que la política lo invade todo y no deja espacio para los que saben. Yo, como ciudadano, no consigo escuchar en un informativo ni tan sólo dos segundos al que sabe: Hola, fulanito de tal, el que sabe de esto, va a contarnos qué hacer con los incendios forestales.

aplicamos el Principio de Precaución,

El principio de precaución puede invocarse cuando es urgente intervenir ante un posible peligro para la salud humana, animal o vegetal, o cuando éste se requiere para proteger el medio ambiente en caso de que los datos científicos no permitan una determinación completa del riesgo. Este principio no puede utilizarse como pretexto para adoptar medidas proteccionistas, sino que se aplica sobre todo en los casos de peligro para la salud pública. Gracias a él es posible, por ejemplo, impedir la distribución de productos que puedan entrañar un peligro para la salud o incluso proceder a su retirada del mercado.

y nos permiten a los ciudadanos, en verdadera democracia (que es únicamente posible desde la cultura, la educación, la comprensión y los valores, y no desde los mercado de valores), decidir sobre el futuro que queremos. Así, tal vez, cuando haya que ir a votar, no nos “equivoquemos” tan fácilmente como los europarlamentarios.

P.S.: Creo que hoy se me ha ido un poco la mano… ¡Disculpad la extensión de la entrada! ;)


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