Debate energético sí, pero… con las personas.

Publicado en: productor de sostenibilidad por alvizlo. Texto original

Abro esta entrada para dar respuesta a una pregunta tuitera de @ivanroblesml, en relación a mi última nota sobre el modelo energético.

Si me preguntas "Crees que potenciará la producción de energías renovables en propiedades privadas? En casas por ejemplo? solar, eólica, etc?" la respuesta corta es que creo que no. Básicamente entiendo que la pregunta es en impersonal "¿se potenciará?". Pero ese "se" no existe. Oculta una serie de agentes que pueden hacer de la bonita promesa del modelo distribuido de producción energética una realidad más sostenible de la que vivimos ahora.

¿Quienes van a potenciar que cada edificio sea su propia central eléctrica? Desde luego no serán las empresas cuyo modelo de negocio consiste en mantener el control centralizado de la producción y la distribución de energía. Tampoco van a ser los partidos políticos, de alguna manera tienen que financiar sus campañas, garantizar la continuidad de los medios de comunicación afines... Sobre lo que cabría esperar de nuestros representantes, esos que cobran pensiones vitalicias en compensación por decisiones tomadas en favor del interés general, mejor una cita recordatorio:

...los ex presidentes del Gobierno José María Aznar y Felipe González, ‘fichados’ por las grandes compañías energéticas Endesa y Gas Natural Fenosa como asesor externo y como consejero, respectivamente, “tuvieron desde sus importantes cargos públicos mucho que ver en el rosario de privatizaciones que enajenaron el patrimonio público, a veces en condiciones muy oscuras. Tras ese pasado, su incursión ahora en el sector privado energético la considero éticamente reprobable”.

Así las cosas, es importante que las personas tengamos voz y voto en el debate energético. Sí, podemos despotricar en tuiter y crear grupos de feisfull en los que ponernos a parir entre nosotros. Argumentamos para demostrar quién es más afín a qué integrismo radical anti o pro nuclear. Pero la conversación debería ser otra: el camino de la autosuficiencia energética está abierto. Y podemos caminarlo, pero necesitamos hacerlo juntos. Las tecnologías para que cada hogar sea su propia central eléctrica están en la calle. Pero son caras y de disponibilidad limitada. Ni los principales agentes económicos, ni el poder político tienen interés en que eso cambie: nos proponen recetas cocinadas según sus preferencias y se las legitimamos con un voto cada cuatro años. Las opciones que están fuera de los intereses de mercado de las empresas que financian el poder y sus medios de comunicación afines no llegan al gran público, no se debaten y, por su puesto, no se subvencionan.

Tenemos claro qué es lo que quieren y están dispuestos a ofrecernos los distintos grupos de poder. El dinero público es un recurso escaso y  debería destinarse al interés general. Empieza a ser hora de que el ciudadano individual se plantee qué es lo que necesita y cómo quiere resolver sus necesidades. Por todo ello, para saber si realmente existe algo distinto de lo que persiguen los grupos de poder y que podamos llamar interés general, tenemos que hacernos preguntas en voz alta y, si es preciso, salir a la calle a gritar las respuestas:

  • ¿Queremos neumáticos eficientes o preferimos molinos de viento y paneles solares en las azoteas de nuestras casas?
  • ¿Queremos mantener el empleo en la automoción basada en la combustión o aumentar la oferta de vehículos eléctricos?
  • ¿Queremos seguir comprando petróleo caro o preferimos producir residuos radiactivos de alta actividad?
  • ¿Queremos viajar más despacio a cambio de más días de vacaciones?
  • ¿Queremos que nuestros funcionarios reciban cursos de Adobe® Photoshop® o que retoquen fotografía con software libre?

...añada aquí las suyas...

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