¿Qué sucede en el IPCC?

Hace unas semanas, científicos españoles que colaboran con el IPCC (Panel Intergubernamental del Cambio Climático, por sus siglas en inglés) admitían que el organismo necesitaba una reforma. Esta institución está constituida por el grupo de expertos elegidos por Naciones Unidas encargados única y exclusivamente del estudio del cambio climático, y la preside Rajendra Pachauri, quien, ya en febrero reconocía que había orquestada una conspiración contra él, provocada por  un error de cálculo en las predicciones de la institución, y por un descuido en la custodia de determinados correos electrónicos, incidente más conocido como “Climagate“.

Los científicos, además de reconocer el gran trabajo del organismo, amén de la veracidad y  relevancia de los Informes que publica, recomiendan una reforma estructural que evite más fallos y que permita al Panel adaptarse a los nuevos tiempos. Del mismo modo proponen que dicha institución pueda adquirir cierta capacidad decisoria en determinadas cuestiones.

Su postura refleja las recomendaciones expuestas en el Informe de un Consejo Interacadémico Independiente, encargado por Ban Ki-Moon, que se centra en las actuaciones que debe llevar a cabo el organismo para recuperar su credibilidad, puesta en entredicho, y para ello propone iniciativas como:

  • Hacer predicciones sólo cuando se dispongan de pruebas científicas sólidas.
  • Evitar hacer recomendaciones a políticos (profundizando su carácter como órgano consultivo).
  • Acortar el límite de años de permanencia en cargos directivos (actualmente son 12 años).
  • Crear un Comité Ejecutivo que incluya a miembros que no pertenezcan al IPCC.

Este informe, en el que se insta al IPCC a modificar “fundamentalmente” su organización y procedimientos, provocó un revuelo en los principales medios de comunicación del planeta en el mismo día en que se dio a conocer en Nueva York.

Así, la sección de Internacionales de The New York Times desglosó las que, para el periodista Neil MacFarquhar, constituyen las claves que permitirían recuperar la confianza en los informes del IPCC, así como se instó a su presidente a que diera el relevo al frente del organismo. En la misma línea, Le Monde se centró en resaltar las razones esgrimidas en el documento para sugerir una renovación en su cúpula, sin olvidar de que Pachauri argumenta que no puede irse sin terminar su trabajo en el quinto informe (su publicación está prevista para 2013). A pesar de las críticas, el Panel ha ratificado a su presidente.

Sin embargo, la revista científica Nature dio también su versión del documento apoyando la labor del IPCC. El informe, dice Nature, básicamente formula recomendaciones para reforzar las reseñas científicas del organismo y para establecer criterios objetivos en materia de conflictos de intereses de los autores y editores y para mejorar la comunicación con el público y los medios.

Toda esta serie de desencuentros ha generado un movimiento que cuestiona la existencia del cambio climático, y que ya en el último encuentro en Ginebra, dio lugar a que 45 países industrializados pusieron en duda la viabilidad del compromiso de Copenhague. De hecho, cada vez hay más ciudadanos que, incitados por la situación actual de crisis, desean conocer cuánto dinero se destina a frenar el cambio climático, y para ello se ha creado hasta una web específica (www.faststartfinance.org), auspiciada por Naciones Unidas.

Es evidente que el Cambio Climático es un asunto enormemente complejo, que no admite rápidas generalizaciones ni hipótesis poco contrastadas, ya que incluso, a una escala más local, podemos observar cómo los meteorólogos intentan aclarar los actuales fenómenos climáticos.

Por lo tanto, el IPCC se está jugando en estos momentos su autoridad como organismo asesor líder a nivel mundial.

No son admisibles nuevos errores cuando de estos dependen tantas líneas estratégicas, presupuestarias y políticas en todo el planeta. Mucho ánimo a nuestros científicos e investigadores para que sigan luchando por un mundo más sostenible.

Mientras tanto, para los que sigan sin ser “climaescépticos”, ahí van una serie de medidas para combatir el cambio climático en nuestra vida diaria.