Servicios ecológicos… o eso dicen

Publicado en: el ambiente en medio por José Alberto EAEM. Texto original

Regent Street Christmas Lights


Hoy me he vuelto a encontrar en Internet una empresa que ofrece un servicio de toda la vida, pero de manera sostenible. O eso dicen.

Como digo no es la primera vez que veo algo así. Lavanderías ecológicas, buscadores de Internet ecológicos, transportes ecológicos, lavado de vehículos ecológicos... Soy incapaz de recordar todas las veces que he leído o escuchado el término "ecológico" o "sostenible" en propagandas. Hace años hubiese acogido con alegría la aparición de una nueva empresa o producto sostenible, pero la experiencia me ha llevado a ser bastante crítico en este sentido. Y es que no siempre es lo que parece.Que nadie me malinterprete, no estoy en contra de ello, es más, creo firmemente en que lo ambiental es económicamente rentable y una oportunidad real de negocio que espero se convierta en el camino de salida de esta crisis económica y ambiental. Lo que sucede es que parece que va siendo cada vez más común autodeclararse como ecológico sin aportar más información. Puede haber una empresa que ofrezca un servicio normal que hoy consideramos ecológico -pongamos por ejemplo lavar los coches a mano, que consume menos agua que las máquinas de autolavado- pero ahora anunciado bajo un barniz verde. Esto no supone mayor problema al consumidor, pues es simplemente una nueva estrategia comercial para un servicio que ya sabíamos que era más sostenible que otro. El problema viene cuando una empresa ofrece servicios ecológicos y no sabemos con certeza que lo sean y la empresa no ofrece más información. Por ello soy partidario de las ecoetiquetas.

Las ecoetiquetas facilitan al consumidor reconocer los productos y servicios que son ecológicos, puesto que, ya sean públicas o privadas, están reguladas reglamentariamente y otorgadas por una entidad externa reconocida que verifica que ese producto o servicio cumple los estándares establecidos para que sean considerado ecológico o sostenible. En otro caso, la empresa que ofrezca estos productos o servicios y no quiera acogerse al empleo de estas ecoetiquetas -que son voluntarias- deberá ganarse la confianza de sus clientes por su cuenta. Algunas empresas de este tipo sí se molestan en ofrecer información de su actividad y demostrar que sus productos y servicios respetan el medio ambiente. Es algo que tenemos asumido con total normalidad en otros casos como la calidad: todos consumimos productos que consideramos de calidad porque confiamos en la empresa y en la información que nos ofrecen, sin nunca haber visto una etiqueta o un informe de un tercero que lo verifique. Pero también creo que otras empresas intentan vendernos supuestos productos y servicios ecológicos, sin serlo realmente, únicamente por subirse al carro de lo ambiental, que cada vez influye más en los hábitos de consumo de los ciudadanos.

Con todo esto, lo que quiero compartir con ustedes es que hay ser críticos con todos los productos sostenibles o ecológicos y que antes de adquirirlos demos asegurarnos de que lo sean. De lo contrario puede ocurrir que ese esfuerzo que hacemos como consumidor y que creemos está contribuyendo a la mejora del medio ambiente, se esfume al adquirir productos o servicios que no lo son, perjudicando a las empresas que realmente trabajan para ofrecer productos más respetuosos con el entorno. Para evitar esto les propongo una serie de consideraciones a tener en cuenta:

  • Que algo se anuncie como ecológico o sostenible no siempre significa que lo sea. Como se suele decir "el papel lo aguanta todo". En algunos casos será verdad, en otros será mentira y en otros será una verdad a medias (en ocasiones el producto o servicio sólo es un poco más ecológico que otros similares). Hay que usar el sentido común y no dejarse llevar así como así por la publicidad, y menos por afirmaciones totalitarias del tipo "¡100% sostenible!". Incluso las ecoetiquetas oficiales permiten un pequeño porcentaje de elementos no ecológicos -basta con leer las normativas que las regulan-.

  • Si tienes dudas, busca una ecoetiqueta. Como hemos comentado, estos etiquetas - salvo las autodeclaraciones- garantizan que una entidad externa a la empresa ha verificado que el producto o servicio cumple con unos determinados estándares ecológicos.

  • Conoce el significado de los logotipos. Por ejemplo, ver un logotipo de gestión ambiental en un camión de transporte no significa que el servicio de transporte sea ecológico, sino que la organización y el funcionamiento de la empresa es gestionado bajo criterios ambientales. Si el servicio es sostenible o ecológico debería haber una etiqueta específica que lo reconozca. Algo similar ocurre con el logotipo de "Producto de Canarias" y el de producto agrícola de Canarias regulado por la Unión Europea. El primero hace referencia a que el producto está comercializado por una empresa canaria que pertenece a una determinada asociación, pero no significa necesariamente que el producto proceda de Canarias, algo que sí identifica el segundo logotipo. Algunos logotipos pueden llevar a confusión.

  • Si tienes más dudas, pide información a la empresa o a los organismo públicos. Hace unos meses descubrí una bebida que se anunciaba como ecológica, así que me acerqué a un puesto que la empresa tenía y le pregunté si procedía de agricultura ecológica regulada oficialmente, a lo que respondieron afirmativamente. Al no ver el logotipo oficial en el producto ni ninguna referencia en su web, me puse en contacto con la administración pública que regulaba la agricultura ecológica en su comunidad autónoma, la cual me respondió que ni esa empresa ni ese producto se encontraban en su registro. Las entidades públicas o privadas que regulan las ecoetiquetas suelen ofrecer en Internet listados de las empresas y productos que llevan esa etiqueta. Un ejemplo es la ecoetiqueta europea (Ecolabel).


Imagen: Today is a good day

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