Diagnóstico: Dependencia crónica al coche privado

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Mi compañero Manu escribió el otro día un post muy interesante sobre bike-sharing, y el uso de bicis en diferentes países europeos. La realidad es que vayas donde vayas en Europa, las estaciones de tren y los lugares de trabajo tienen grandes aparca-bicis en los que se amontonan las bicis de los usuarios. Por ejemplo, en el Reino Unido, los policías patrullan las calles en bici. 

Incluso el mediático alcalde de Londres, Boris Johson, suele ir a trabajar en bici 

 Policías y políticos trabajando y yendo a trabajar en bici ¿Os imagináis eso aquí en España?

Otro ejemplo del norte de Europa: En Dinamarca se ha impuesto una tasa de cerca del 200% en la compra de coches nuevos, por lo que un coche que cuesta 20,000 € en España, costaría 60,000 € en Dinamarca. Los coches eléctricos están, sin embargo exentos de esta tasa.  

Comparemos este impuesto con la situación actual en España, donde el gobierno anunció el año pasado el Plan 2000E, por el que se otorga una ayuda de 2,000 Euros por la compra de un coche nuevo, con objeto de «estimular la industria de la automoción e incentivar el cambio de los vehículos antiguos por otros menos contaminantes», dice la página web del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.

Sin embargo, lo que realmente está haciendo el gobierno es ayudar a los ciudadanos a comprarse un coche nuevo. Eso quiere decir que el coche antiguo se lleva al desguace, con la consiguiente generación de residuos, y el ciudadano en cuestión sigue contaminando el medio ambiente (quizás ahora un poco menos que antes), congestionando las ciudades y quemando combustibles fósiles. Todo ello incentivado con dinero público, pagado con dinero de todos los contribuyentes.

Si realmente queremos tener unas ciudades libres de humos, un medio ambiente más limpio, disminuir nuestra contribución al calentamiento global y nuestra dependencia a los combustibles fósiles, como país deberíamos de dejar de subsidiar la compra de coches nuevos y orientar nuestras políticas más en la línea que Dinamarca, donde se invierte el dinero público en una red de transporte público de calidad y se dan grandes facilidades a los ciclistas. Por ello, el gobierno danés se puede permitir el lujo de aumentar la tasa de compra de un coche nuevo en un 200%, porque la gente no necesita coche, o van en tren, o van en bici, o ambas modalidades combinadas.

Del mismo modo, Copenhague, al igual que hicieron en su día Londres o Estocolmo, se ha unido a la tasa de congestión (congestion tax) por la que cada vez que un coche entra en la ciudad de Copenhague tiene que pagar una tasa de orden de 4 Euros. 

Cierto es que en España estamos a años luz de estas medidas, con atascos diarios en las horas punta a la entrada y salida de las ciudades y atascos, esta vez kilométricos en Madrid, cada vez que hay un puente y vacaciones. Nuestra adicción al coche parece no tener límites. Aunque cada vez hay más grupos de «bicicleteros» que reivindican sus derechos.

Os dejo con un corto que los miembros de Biziz bizi han realizado para el festival de cortos en Nueva York para promocionar concentraciones de bicicletas en diferentes ciudades españolas y europeas una vez al mes.

 

Foto tomada de The Guardian 

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